La acupuntura consiste en insertar finas agujas en puntos concretos de la piel. El terapeuta puede estimular las agujas manualmente, mediante calor (con una hierba seca llamada moxa) o mediante una pequeña corriente eléctrica (electroacupuntura). A veces los terapeutas tratan a más de una persona a la vez, ya que las agujas deben permanecer en su lugar durante algún tiempo.
Las agujas son muy finas, por lo que su inserción no suele ser dolorosa. A veces se puede tener una sensación de pesadez u hormigueo en el lugar de la inserción, y esto se considera una buena señal.
La acupuntura parece aliviar el dolor desviando o cambiando las sensaciones dolorosas que se envían al cerebro desde los tejidos dañados y estimulando las hormonas propias del cuerpo que alivian el dolor (endorfinas y encefalinas). Este alivio del dolor puede durar poco tiempo cuando se inicia el tratamiento, pero la repetición del mismo (generalmente semanal durante seis u ocho sesiones) puede aportar beneficios a largo plazo, a menudo durante varios meses. Si el dolor vuelve a aparecer, la acupuntura puede ayudar durante otros meses.
Como ocurre con todos los tratamientos para aliviar el dolor (incluyendo la fisioterapia, la terapia manual y los fármacos analgésicos), romper el «ciclo del dolor» a veces proporciona un alivio permanente. Esto depende de la etapa de su artritis, aunque la acupuntura puede ayudar en casi cualquier etapa de su condición. Como ocurre con muchos tratamientos convencionales, no puede curar ni revertir el proceso de la artritis.
Si no tolera los medicamentos convencionales, la acupuntura puede ayudarle a superar un episodio doloroso. En la actualidad existen claras pruebas científicas de que puede ser beneficiosa para algunas afecciones, como el dolor lumbar. Por este motivo, el tratamiento con acupuntura está cada vez más disponible en los departamentos de fisioterapia del SNS o a través de su médico de cabecera. Sin embargo, las directrices del NICE no recomiendan actualmente la acupuntura para la osteoartritis.