Apetito

Un apetito limitado o excesivo no es necesariamente patológico. El apetito anormal podría definirse como los hábitos alimentarios que causan desnutrición y condiciones relacionadas como la obesidad y sus problemas relacionados.

Tanto los factores genéticos como los ambientales pueden regular el apetito, y las anormalidades en cualquiera de ellos pueden conducir a un apetito anormal. La inapetencia (anorexia) puede tener numerosas causas, pero puede ser resultado de factores físicos (enfermedades infecciosas, autoinmunes o malignas) o psicológicos (estrés, trastornos mentales). Asimismo, la hiperfagia (comer en exceso) puede ser consecuencia de desequilibrios hormonales, trastornos mentales (por ejemplo, depresión) y otros. La dispepsia, también conocida como indigestión, también puede afectar al apetito, ya que uno de sus síntomas es la sensación de «excesiva saciedad» poco después de empezar a comer. El gusto y el olfato («disgeusia», mal gusto) o la falta de ellos también pueden afectar al apetito.

El apetito anormal también puede estar relacionado con la genética a escala cromosómica, como demuestra el descubrimiento en la década de 1950 del síndrome de Prader-Willi, un tipo de obesidad causado por alteraciones cromosómicas. Además, la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, lo que apunta a la posibilidad de una relación con el cromosoma X.

Trastornos de la alimentaciónEditar

La desregulación del apetito es la base de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. La anorexia nerviosa es un trastorno mental que se caracteriza por una severa restricción alimentaria y un intenso miedo a ganar peso. Además, las personas con anorexia nerviosa pueden hacer ejercicio de forma ritual. Los individuos que padecen anorexia tienen niveles elevados de grelina, una hormona que estimula el apetito, por lo que el cuerpo intenta provocar hambre, pero la persona reprime las ganas de comer. El trastorno por atracón (comúnmente conocido como BED, por sus siglas en inglés) se describe como la ingesta excesiva (o incontrolable) de alimentos entre intervalos periódicos de tiempo. El riesgo de padecer el TCA puede estar presente en los niños y se manifiesta con mayor frecuencia durante la edad adulta. Los estudios sugieren que la heredabilidad del BED en los adultos es de aproximadamente el 50%. De forma similar a la bulimia, algunas personas pueden participar en purgas y atracones. Pueden vomitar tras la ingesta de alimentos o tomar purgantes. El trastorno dismórfico corporal puede implicar la restricción de alimentos en un intento de lidiar con un defecto percibido, y puede estar asociado con la depresión y el aislamiento social.

ObesidadEditar

Varias formas hereditarias de obesidad se han rastreado a defectos en la señalización hipotalámica (como el receptor de leptina y el receptor MC-4) o todavía están a la espera de ser caracterizadas – el síndrome de Prader-Willi – además, la disminución de la respuesta a la saciedad puede promover el desarrollo de la obesidad. Se ha descubierto que las inmunoglobulinas IgG reactivas a la ghrelina afectan a la respuesta orexigénica de la ghrelina.

Además de las anomalías del apetito estimuladas genéticamente, existen otras fisiológicas que no requieren genes para su activación. Por ejemplo, la grelina y la leptina se liberan desde el estómago y las células adiposas, respectivamente, al torrente sanguíneo. La grelina estimula la sensación de hambre, mientras que la leptina estimula la sensación de satisfacción por la comida. Cualquier cambio en los niveles normales de producción de estas dos hormonas puede conducir a la obesidad. En cuanto a la leptina, cuantas más células haya en un cuerpo, más tejidos adiposos habrá y, por tanto, más leptina se producirá. Esta sobreproducción de leptina hará que el hipotálamo se vuelva resistente a la leptina y así, aunque las células adiposas estén produciendo leptina, el cuerpo no entenderá que debe dejar de comer. Esto producirá un ciclo perpetuo para aquellos que son obesos.

Problemas alimenticios pediátricosEditar

Los problemas alimenticios como el «picoteo» afectan a alrededor del 25% de los niños, pero entre los niños con trastornos del desarrollo este número puede ser significativamente mayor, que en algunos casos puede estar relacionado con los sonidos, olores y sabores (trastorno de procesamiento sensorial).

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