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Cuando nuestras mentes están ocupadas, podemos sentirnos fácilmente abrumados y distraídos, pero nuestro cerebro suele encontrar una forma de procesar y liberar. Nuestros corazones, por otro lado, lo guardan todo con cariño.

Nuestros corazones guardan el amor y la alegría, pero también el dolor, la preocupación, la culpa y la tristeza. Nuestro corazón nos ayuda a sentir todas las cosas, y no sólo las nuestras. Nuestro corazón abarca el mundo entero. Pero a veces es demasiado, y todos esos sentimientos se vuelven pesados. Cuando nuestro corazón se desborda con las cosas pesadas, nos hacemos preguntas como…

  • ¿Por qué estoy tan triste?
  • ¿Por qué me duele tanto?
  • ¿Superaré esto?
  • ¿Cuándo me sentiré mejor?
  • ¿Qué puedo hacer?
  • O, en lugar de hacer las preguntas, nos cerramos. Nuestro corazón se cierra por un tiempo y nos desconectamos de todos los sentimientos, incluso de los buenos. Es en ese tiempo cuando solemos volvernos apáticos, deprimidos, solitarios o desesperanzados.

    El corazón quiere lo que el corazón quiere, pero hay formas de calmar tu alma, y de aligerar tu corazón pesado.

    Escribe tu corazón.
    Esta es casi siempre mi primera respuesta al dolor, la pena, la tristeza o cualquier emoción o reacción fuerte. He aprendido por experiencia que actuar desde un lugar inestable generalmente conduce a reaccionar de forma exagerada y a palabras que desearía no haber dicho nunca en voz alta. En cambio, primero pongo mi corazón en el papel. Lo escribo todo. Incluso si parece una locura o un desorden, no juzgo. Simplemente escribo.

    La expresión aligerará tu pesado corazón.

    Encuentra las bendiciones.
    En cada tragedia, o momento doloroso, hay bendiciones. No justifican el dolor, pero cuando mantienes tu corazón abierto a la bondad, puedes ver el camino a través. Cualquiera que sea tu lucha hoy, reclama tu apertura a las bendiciones que aún no han aparecido y luego dales espacio para que se apresuren a entrar.

    La esperanza aligerará tu corazón pesado.

    Toma tiempo para sanar.
    Las mejores estrategias del mundo no acelerarán el proceso de curación. Necesitas tiempo, y no hay una buena respuesta a «¿cuánto tiempo?». Tomará el tiempo que sea necesario. No puedes apresurar a tu corazón. Nos despedimos de nuestro dulce perro Guinness hace más de 6 meses. Mi corazón es más ligero de lo que era en los días que siguieron a ese doloroso adiós, pero todavía hay días en los que se me saltan las lágrimas o le echo mucho, mucho de menos.

    La paciencia aligerará tu pesado corazón.

    Toma medidas.
    Cuando te sientes desesperado o impotente, tomar medidas ayuda. Da tu tiempo, talento y tesoro con la intención de aliviar el dolor de alguien. En un ensayo reciente, la escritora Elizabeth Gilbert decía: «Pero cuando el mundo empieza a sentirse abrumador en sus penas, siempre me pido a mí misma que mire a mi alrededor -para reducir mi atención- y me fije en alguien que esté cerca de mí, que esté sufriendo. No puedo ayudar a millones de personas, pero tal vez pueda ayudar a una. Nunca tienes que mirar muy lejos para encontrar un alma que sufre»

    Da lo mejor que puedas, y no dejes que nadie te diga que tu regalo no es suficiente. Lo es.

    La contribución aligerará tu pesado corazón.

    Comparte tu corazón.
    Llama a un amigo. Comparte algo en tu plataforma social favorita. Extiende la mano y comparte tu corazón. Da a los demás la oportunidad de decir «sí, yo también»

    La solidaridad aligerará tu corazón pesado.

    Si tu corazón está pesado hoy y es demasiado pronto para considerar estas recomendaciones, vuelve cuando estés preparado. Mientras tanto, ábrete a la luz y busca las estrellas.

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