¿Cómo se relacionan el estrés y las enfermedades del corazón?

26 de febrero de 2020 / Salud del corazón

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Mamá estresada cocinando mirando su reloj con la familia de fondo

Ya sea que una discusión te haga perder el sueño, que el tráfico te haga faltar a otra cita o que los detalles de una próxima boda te abrumen, los episodios de estrés son normales en la vida cotidiana.

Pero cuando el estrés se convierte en un compañero constante puede provocar algunas consecuencias negativas graves en nuestra salud. El estrés aumenta la tasa de placa y puede acumularse en las arterias. Hace que las plaquetas se vuelvan pegajosas y sean propensas a formar coágulos que pueden bloquear estas arterias. El estrés también puede hacer que las arterias se estrechen, privando al corazón de sangre nutritiva y desencadenando un dolor en el pecho o un ataque al corazón.

Las mujeres son especialmente vulnerables al impacto del estrés en el corazón -¡lo siento, señoras! Por eso es tan importante que las mujeres con enfermedades cardíacas (o sus factores de riesgo) reconozcan el estrés y aprendan a afrontarlo de forma saludable.

«Todos podemos relacionarnos con estar quemados, agotados y estresados», dice la psicóloga Carolyn Fisher, PhD. «Pero eso no significa que no podamos hacer nada al respecto»

¿Qué es el estrés?

El estrés puede definirse a grandes rasgos como una amenaza o una demanda impuesta a tu cuerpo que supera tu capacidad para afrontarla.

Las mujeres tienden a estresarse por cuestiones relacionadas con el hogar, la vida familiar y los acontecimientos relacionados con la salud, mientras que los hombres son propensos a ser molestados por las finanzas, las cuestiones relacionadas con el trabajo y los problemas de relación.

Independientemente de la causa, el estrés desencadena nuestra respuesta de lucha o huida que inunda el cuerpo de adrenalina. Cuando el estrés se vuelve constante, el cuerpo permanece en modo de alerta. Y los niveles perpetuamente altos de hormonas del estrés pueden desencadenar cambios fisiológicos.

Los estilos de afrontamiento difieren

«Desgraciadamente, las mujeres declaran niveles de estrés más altos y sienten el impacto del estrés más que los hombres», dice el Dr. Fisher.

Las mujeres tienden a afrontarlo realizando actividades sociales, como llamar a los amigos, o actividades sedentarias, como leer, ver la televisión o comer.

Los hombres recurren a actividades físicas, como hacer ejercicio o practicar deportes.

«Adoptar un papel activo a la hora de enfrentarse al factor estresante es más sano y eficaz que evitarlo durmiendo, bebiendo o aislándose», explica la doctora Fisher.

Gestión del estrés: cómo afrontarlo

Existen muchas técnicas para minimizar la respuesta al estrés:

  • Biofeedback. (Esta técnica te enseña a controlar la reacción de tu cuerpo cambiando tus pensamientos y emociones).
  • Meditación.
  • Ejercicios de respiración.
  • Entrenamiento autógeno. (Esta práctica consiste en hablar o pensar señales verbales a diferentes partes de tu cuerpo).
  • Relajación muscular progresiva.
  • Reducción del estrés basada en la atención plena.
  • Desafiar los patrones de pensamiento poco útiles.
    • Para lograr la máxima eficacia, estas técnicas deben ir acompañadas de otros comportamientos saludables.

      «Dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio nos hace sentir más armados y preparados», dice el doctor Fisher.

      Sea cual sea la técnica de gestión del estrés que elija, tendrá que practicarla con regularidad para evitar que se acumule.

      «Debe convertirse en parte de su rutina diaria, como bañarse o lavarse los dientes», dice el doctor Fisher. «Pero piense en los beneficios. Una vez que el estrés desaparece, ¿quién puede decir que no volverá a producirse otro gran factor de estrés? Al menos tendrá las herramientas para evitar que se convierta en un peaje perjudicial para su salud.»

      ¿Cuáles son algunos de los síntomas comunes del estrés?

      Aprenda a reconocer estos síntomas antes de que se produzca un ataque al corazón u otro problema médico grave:

      Físico:

      • Insomnio.
      • Problemas gastrointestinales.
      • Tensión muscular.
      • Migrañas.
      • Corazón acelerado.
      • Sudoración.
      • Dolor.
      • Fatiga constante.
        • Emocional:

          • Frustración.
          • Ansiedad.
          • Depresión.
          • Enfado y miedo.
          • Conductual:

            • Aislamiento.
            • Falta de ejercicio.
            • Conductas de escape, como beber o dormir.
            • Comer más o saltarse comidas.
            • Evitar cosas.
            • Comportamiento de lucha y agresividad – verbal o no verbal.
              • Cognitiva:

                • No pensar bien las cosas.
                • Poco criterio.
                • Deterioro de la memoria.
                • Pensamientos negativos.

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