Desde su descubrimiento en 1790, el Calendario Azteca (o Piedra del Sol) ha intrigado a arqueólogos, historiadores y teóricos de la conspiración por igual. Se han propuesto varias interpretaciones sobre su uso y, hasta hace poco, casi todo el mundo estaba de acuerdo en que era alguna forma de calendario. Pero nuevas investigaciones han sacado a la luz hechos que sugieren lo contrario. Sigue leyendo para descubrir más sobre esta misteriosa piedra, y por qué puede no ser todo lo que parece.
¿Qué es el calendario azteca?
El Calendario Azteca, también conocido como la Piedra del Sol, es una escultura monumental que pesa la friolera de 24.590 kg y tiene algo más de 1 metro de grosor. El panel frontal circular, que tiene un enorme diámetro de unos 3 metros, muestra ocho círculos concéntricos en los que aparecen diversos símbolos. Estos representan una selección de animales autóctonos, como cocodrilos, jaguares y águilas; elementos naturales, como el viento, el agua y la lluvia; algunos marcadores rudimentarios de la civilización, como las casas; rasgos compartidos de la humanidad, como el movimiento y la muerte.
En el centro se encuentra el rostro inquietante de una deidad o un monstruo. Aunque hay debates sobre quién (o qué) se representa, la mayoría de los comentaristas creen que muestra al dios del sol Tonatiuh, una de las deidades más importantes del panteón azteca. Lo que hace que la imagen sea especialmente siniestra es que la figura muestra su lengua en forma de daga y agarra un corazón humano con sus garras. Se cree que esto representa una demanda de sangre a través del sacrificio humano.
¿Quién hizo la piedra del sol?
Aunque anteriormente se pensaba que el monolito fue tallado a finales del siglo XV, nuevas pruebas e investigaciones han llevado a los estudiosos a conclusiones diferentes. Se encontró que un glifo en el disco central representaba el nombre del gobernante azteca, Moctezuma II, que gobernó entre 1502 y 1520.
Aunque el Imperio Azteca se expandió hasta su máximo esplendor bajo el reinado de Moctezuma, también acabó siendo víctima de los conquistadores, que tomaron la capital (la actual Ciudad de México) después de que el propio gobernante fuera asesinado. Los conquistadores españoles afirmaron que la Piedra del Sol había sido tallada siete años antes de su invasión, en 1512, aunque dado que también afirmaron que se necesitaron 10.000 hombres para arrastrar la roca, no hay que fiarse de sus registros.
El descubrimiento de la Piedra del Sol
Cuando el imperio azteca fue conquistado por los españoles en 1521, los conquistadores temieron que sus nuevos súbditos siguieran practicando sus terroríficos rituales religiosos. En un intento de acabar con los sacrificios humanos y el culto al sol, los españoles enterraron la Piedra del Sol boca abajo en la plaza principal de la actual Ciudad de México. Con el paso de los siglos, el monolito se convirtió en una ruina. Se han descubierto restos de pintura en los poros de la piedra, lo que demuestra que en su día tuvo colores vivos. Cualquier rastro de pintura se ha borrado con el paso del tiempo.
En 1790, el Calendario Azteca fue desenterrado por obreros que trabajaban en el sistema de tuberías de la ciudad. Los monarcas españoles que entonces gobernaban México expusieron la Piedra del Sol en un lateral de la Catedral Metropolitana, como prueba de la rica historia del imperio. Golpeada por el viento, la lluvia y las balas de los soldados estadounidenses, la piedra se fue erosionando, hasta que en 1885 fue resguardada en el Museo Nacional.
El legado de la Piedra del Sol
La Piedra del Sol ha dejado un gran legado, no solo en la historia y la academia, sino también en la cultura popular.
Hoy en día, el Calendario se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de México, donde atrae a grandes multitudes de visitantes, deseosos de descifrar por sí mismos el misterio de la Piedra del Sol. Tan importante es el monolito para la cultura mexicana, que sus monedas se basan en la estructura del Calendario, y cada denominación muestra parte del diseño circular.
En 2012, el Calendario volvió a estar en el punto de mira cuando los teóricos de la conspiración afirmaron que predecía el inminente fin del mundo. Por suerte, las predicciones no fueron acertadas en este caso, pero la cantidad de atención que atrajo la afirmación demuestra la larga influencia de la cultura azteca en todo el mundo.
El propósito de la Piedra del Sol
Aún no hay una respuesta definitiva al misterio de por qué se hizo el monolito o cuál era su propósito. Sin embargo, hay varias interpretaciones diferentes.
Hasta hace poco, la creencia más extendida era que la Piedra del Sol era un enorme calendario, por lo que se le conocía universalmente como el Calendario Azteca. Hay muchas buenas razones para apoyar esta interpretación, entre ellas que los círculos concéntricos representan los días, «semanas» y años del calendario azteca.
Otra interpretación es que la Piedra del Sol se utilizaba en realidad como temalacatl, una plataforma de gladiadores. Se trataba de grandes estructuras de piedra a las que se ataba una víctima de sacrificio, se la obligaba a luchar y finalmente se la mataba, para aplacar al temido Tonatiuh. Hay varios ejemplos de este tipo de piedras en las ruinas mexicanas; ¿es posible que la Piedra del Sol sea una de ellas?
Una tercera opinión es que el monolito en realidad no fue diseñado para estar de pie como lo hace ahora, con el panel mirando hacia adelante. En cambio, algunos estudiosos creen que el lado circular debería estar colocado hacia arriba, y que el mal llamado Calendario era en realidad un altar ceremonial, llamado cuauhxicalli. Estos eran recipientes en los que se recogían y quemaban las entrañas de las víctimas de los sacrificios.
Ahora es el momento de analizar todas las pruebas, y decidir qué interpretación es la más creíble.
Cronología
La Piedra del Sol muestra claramente las características de un calendario, con períodos de tiempo trazados mediante símbolos y secuencias. El año azteca se componía de 260 días, divididos en 13 meses, cada uno con 20 días. Los círculos concéntricos del monolito muestran estas divisiones del tiempo, lo que añade peso al argumento de que la Piedra del Sol se utilizaba como registro cronológico.
Los círculos que emanan de la imagen de Tonatiuh representan las cuatro eras aztecas anteriores, cada una de las cuales se creía que había terminado en catástrofes apocalípticas causadas por bestias salvajes, huracanes, incendios e inundaciones. Los aztecas creían que la humanidad era aniquilada cada vez, y renacía al comienzo de la siguiente era. El círculo central pretende representar la quinta era, en la que vivían los aztecas que lo hicieron.
Los símbolos cronológicos y la estructura de la Piedra del Sol indican que fue diseñada para mostrar el paso del tiempo, y por lo tanto puede haber servido como un calendario después de todo.
Religión
Los aztecas adoraban al sol como fuente de vida, y creían que Tonatiuh era el más importante de todos los dioses. Aunque proporcionaba calor y sustento, Tonatiuh también exigía sangre. Más concretamente, sangre humana.
Los aztecas practicaban el terrorífico rito del sacrificio humano de muchas formas espantosas, que a menudo implicaban la extracción del corazón aún latente. Los estudiosos creen que en el transcurso de los 260 días del año, cientos de personas habrían sido asesinadas de esta manera. A las víctimas se les decía que ganarían un lugar junto a los dioses en la otra vida, aunque esto puede no haber sido un gran consuelo ya que se les ataba a la roca del sacrificio.
La importancia del sacrificio religioso en la cultura azteca puede llevarnos a pensar que la Piedra del Sol tenía algún propósito simbólico o ceremonial.
Astrología
Las pruebas de la Piedra del Sol sugieren que sus símbolos pueden representar algo más que el paso del tiempo o la importancia de la religión. De hecho, los grabados pueden servir incluso para predecir el futuro. En la cultura azteca, el movimiento del sol se utilizaba para predecir acontecimientos futuros. No sólo se podía seguir el curso de Tonatiuh para predecir patrones climáticos y ciclos astronómicos, sino que también creían que podían calcular el fin del mundo.
Se pensaba que la era actual llegaría a su fin durante un eclipse solar, cuando la luz del sol se borrara y descendiera la oscuridad. Para evitar esta catástrofe, se intentaba ganar el favor de Tonatiuh con sangre, realizando sacrificios en determinados días del calendario solar. Esto sugiere que la Piedra del Sol pudo tener un uso tanto cronológico como ritual: Los sacerdotes aztecas pueden haberla utilizado como un calendario para determinar el día del sacrificio, y luego como un altar en el que llevar a cabo el sacrificio mismo.
Propaganda
También hay un aspecto político en la Piedra del Sol, que puede haber sido hecha como una forma de propaganda.
Algunos estudiosos han argumentado que una serie de pequeños glifos junto a los símbolos solares de épocas anteriores están diseñados para mostrar la importancia de Tenochtitlan, el estado azteca gobernado por Moctezuma II. Según estos historiadores, no representan la mitología sino la historia. En particular, hay dos bandas que se cree que representan la victoria de los ejércitos aztecas sobre las fuerzas combinadas de sus enemigos. Algunos incluso creen que el retrato en el centro de la piedra está destinado a representar al propio Moctezuma.
Esta evidencia sugiere que la Piedra del Sol fue diseñada para reforzar la autoridad y el poder de los gobernantes humanos tanto como de las deidades.
Geografía
Algunos detalles finales de la Piedra del Sol indican que también pudo haber un aspecto geográfico en su diseño.
Se ha sugerido que las cuatro flechas, que aparecen a ambos lados, por encima y por debajo del retrato de Tonatiuh, corresponden a los cuatro puntos cardinales. Los conquistadores españoles dejaron constancia de que habían utilizado mapas locales para navegar por el imperio; aunque no se conserva ninguno, está claro que los aztecas tenían conocimientos de cartografía básica y conocían la importancia de los puntos cardinales. Al igual que la mayoría de los mapas antiguos, sus documentos estaban orientados hacia el este, hacia el sol naciente.
Las flechas grabadas en el monolito pueden indicar, por tanto, que la Piedra del Sol se utilizaba como medida del espacio, además del tiempo.
Las respuestas
Todas las pruebas sobre el propósito y el significado de la Piedra del Sol apuntan a su importancia como símbolo de la cultura azteca. No cabe duda de que el monolito tiene un aspecto religioso, y sus símbolos indican claramente que también podía utilizarse para registrar el tiempo. Haya o no un elemento abiertamente político en su diseño, está claro que una escultura tan monumental fue diseñada para impresionar.
Decide tú mismo cómo se utilizaba exactamente la Piedra del Sol: ¿crees que era realmente un calendario, o jugaba un papel más truculento en los sacrificios aztecas?