La enfermedad de Fabry, una enfermedad de almacenamiento lisosómico ligada al cromosoma X, es el resultado de una actividad deficiente de la α-galactosidasa A (α-Gal A) y de la acumulación progresiva de globotriaosilceramida (GL-3 o Gb-3) y de glicoesfingolípidos relacionados en el plasma y en los lisosomas de los tejidos de todo el cuerpo. Existen dos fenotipos principales, el clásico y el de aparición tardía. Los varones con afectación clásica no tienen actividad de α-Gal A detectable y una prominente acumulación microvascular de GL-3. El inicio en la infancia/adolescencia se caracteriza por acroparestesias graves, crisis de dolor, manifestaciones gastrointestinales, angioqueratoma, hipohidrosis y opacidades corneales/lenticulares. A medida que avanza la edad, la acumulación progresiva de GL-3 en la microvasculatura, los podocitos renales y los cardiomiocitos conduce a una muerte prematura por enfermedad renal, cardíaca y/o cerebrovascular. Los varones de aparición tardía tienen una actividad residual de α-Gal A y no tienen afectación endotelial vascular; desarrollan enfermedad cardíaca y renal en la madurez. Las mujeres heterocigotas pueden ser asintomáticas o estar tan gravemente afectadas como los varones. El diagnóstico de los varones afectados mediante el ensayo de la enzima α-Gal A es fiable, mientras que la identificación de las mujeres heterocigotas requiere el análisis de la mutación del gen α-Gal A. El tratamiento mediante la sustitución de la enzima con α-Gal A humana recombinante ha demostrado ser seguro y eficaz en los ensayos clínicos, y se requiere un tratamiento temprano para un resultado óptimo.