No. Ser hombre o mujer es una cuestión de identidad de género, no una simple cuestión de álgebra cromosómica. Ciertamente, los genes de nuestros cromosomas contribuyen a nuestro desarrollo, pero no dictan simplemente nuestras identidades de género como niños o niñas, hombres o mujeres.
Los cromosomas X e Y se llaman «cromosomas sexuales» porque contribuyen a cómo se desarrolla el sexo de una persona. La mayoría de los hombres tienen cromosomas XY y la mayoría de las mujeres tienen cromosomas XX.
Pero hay niñas y mujeres que tienen cromosomas XY. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando una chica tiene el síndrome de insensibilidad a los andrógenos. Y hay niños y hombres que tienen cromosomas XX. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando un gen del cromosoma Y acaba en un cromosoma X, haciendo que ese cromosoma X funcione más como un Y.
Hay genes en cromosomas distintos al X o al Y que también contribuyen al desarrollo del sexo. Debido a todo esto, el término «cromosomas sexuales» es realmente un término equivocado. El simple hecho de ver si una persona tiene XX o XY (o alguna otra variación) no le dirá de manera concluyente sobre el desarrollo sexual de esa persona, y ciertamente no le dirá sobre la identidad de género de esa persona.
Vale la pena recordar que la mayoría de nosotros sabemos si somos hombres o mujeres aunque no tengamos ni idea de cuáles son nuestros «cromosomas sexuales». La identidad de género tiene que ver con lo que uno sabe que es, no con el aspecto de sus cromosomas sexuales en una lámina de microscopio. Los médicos examinan los «cromosomas sexuales» de las personas con DSD como parte de la elaboración de un diagnóstico, pero no tratan los «cromosomas sexuales» por sí solos como una respuesta simple a nada. Nuestros «cromosomas sexuales» son sólo una parte de la imagen de lo que somos.