La ablación endometrial (AE) se ha realizado durante las últimas dos décadas como una alternativa a la histerectomía en mujeres con sangrado uterino disfuncional que no responde al tratamiento médico. Sin embargo, a diferencia de la histerectomía, este procedimiento mínimamente invasivo no es un medio eficaz de anticoncepción. Se ha informado de embarazos tras la EA, pero no se han destacado los riesgos y las complicaciones relacionadas. Este es un informe sobre dos casos de este tipo y una revisión de la literatura, con una mirada más cercana a los resultados negativos frecuentes. Una mujer de 25 años se sometió a una AE por una hemorragia uterina disfuncional que no respondía al tratamiento médico. No tenía ninguna intervención quirúrgica previa, concretamente no tenía ninguna miomectomía o cesárea anterior. Rechazó la ligadura de trompas concomitante. Se quedó embarazada cinco años más tarde, a principios de la primavera de 2007, y sufrió una gran rotura uterina a las 24 semanas, falleciendo en junio de 2007 como consecuencia de una hemorragia interna masiva a los 29 años. Una mujer de 34 años con una EA histeroscópica previa se quedó embarazada menos de un año después de la cirugía. En ese momento, había rechazado la esterilización tubárica concomitante, ya que su marido se había sometido a una vasectomía. Desgraciadamente, la relación terminó poco después de la cirugía y ella tuvo relaciones sexuales sin protección con una nueva pareja. La interrupción del embarazo se complicó con una placenta increta, que requirió una histerectomía abdominal inmediata. El embarazo después de la EA no es un acontecimiento raro, independientemente de la técnica que se utilice. Tanto si la mujer decide seguir adelante como interrumpir su embarazo, esta situación clínica puede asociarse a complicaciones graves e incluso a la muerte de la madre. El asesoramiento sobre las opciones anticonceptivas en el momento de la EA es primordial.