Las lesiones de rodilla se encuentran entre las más comunes relacionadas con el deporte. Tanto si juegas al fútbol en el instituto, como si golpeas pelotas de tenis los fines de semana o disfrutas haciendo footing o senderismo para despejar la mente, cualquier persona corre el riesgo de lesionarse la rodilla a cualquier edad.
Al ser articulaciones que soportan peso y mucho impacto, la participación en deportes no es un requisito previo para lesionarse la rodilla. Y a medida que envejecemos, el riesgo no hace más que aumentar.
Dos de las lesiones más comunes relacionadas con las rodillas son las roturas del LCA y del LCM. Aunque sin duda ha escuchado antes el uso de estas siglas, ¿cuál es la diferencia entre ellas? Entender cómo se producen estas lesiones puede ayudarte a tomar medidas para prevenirlas o, al menos, reducir el riesgo de lesionarte.
Entendiendo los ligamentos de la rodilla
El primer paso para entender la diferencia entre las roturas del LCA y del LCM es entender primero las complejidades de la rodilla.
Aunque hay cuatro ligamentos principales de la rodilla, las dos lesiones más comunes afectan al ligamento colateral medial (LCM) y al ligamento cruzado anterior (LCA).
El LCM tiene la función de proporcionar estabilidad medial al interior de nuestra rodilla y el LCA evita la traslación anterior, o hacia delante, de la tibia. Es muy posible que se lesionen ambos ligamentos, además de otras estructuras importantes de la rodilla, al mismo tiempo.
Aproximadamente el 70% de las lesiones del LCA están relacionadas con el no contacto que implican una desaceleración repentina como cortar, pivotar o aterrizar sobre una pierna. Los deportes que suelen requerir este tipo de movimientos son el baloncesto, el fútbol, el fútbol americano, el voleibol, el esquí alpino, el lacrosse y el tenis. Este tipo de lesión también puede producirse como resultado de un golpe directo en la parte exterior de la pierna o la rodilla.
El LCM se rompe por una fuerza en la parte lateral de la pierna, forzando el desgarro del ligamento al separarse el fémur y la tibia en la línea articular. Esto puede ocurrir practicando deportes de contacto como el fútbol, deportes con paradas y giros rápidos como el fútbol o el baloncesto, o incluso un resbalón y caída no relacionados con el deporte. Los desgarros del LCM también pueden producirse como resultado de una tensión repetida, que hace que el ligamento pierda su elasticidad normal, como una goma elástica desgastada.
Diferencia entre los desgarros del LCA y del LCM
Estos ligamentos se diferencian más en función de su ubicación en la articulación de la rodilla. El LCM es un ligamento superficial que está rodeado por la musculatura de la rodilla medial. El LCA, sin embargo, se encuentra en la profundidad de la rodilla y se erige como el principal estabilizador de la articulación porque no tiene ningún músculo que lo rodee directamente.
Cuando el LCA se desgarra en cualquier medida, la estabilidad que proporciona a la rodilla se ve completamente comprometida, causando una gran inestabilidad que hace que actividades como correr y caminar por abajo sean muy difíciles.
El LCM proporciona una estabilidad adicional, pero la articulación no sufre mucho sin él, siempre que las exigencias del individuo no requieran una gran estabilidad en la cara medial de la rodilla. Las actividades que requieren este apoyo adicional para un funcionamiento adecuado suelen ser de naturaleza atlética, como patear una pelota.
Signos y síntomas
Uno de los signos más comunes de una rotura de ligamentos de la rodilla es escuchar un «pop» audible. Incluso si no se oye este sonido, normalmente se puede sentir un cambio repentino en la articulación. Otros síntomas comunes de una rotura del LCA o del LCM son:
- Instabilidad de la rodilla
- Hinchazón
- Dolor, que puede ir de leve a severo
- Dolor
- Sensación de que la rodilla lesionada puede ceder bajo tensión
- Sensación de que la rodilla lesionada puede bloquearse o engancharse
- Grado 1 – estiramiento del ligamento
- Grado 2 – desgarro parcial del ligamento
- Grado 3 – rotura completa del ligamento
Gravedad de las roturas del LCA y del LCM
Ambas son extremadamente dolorosas pero pueden dar lugar a una serie de opciones de tratamiento diferentes, dependiendo de la gravedad de la rotura.
Una rotura de ligamento se clasifica según los siguientes criterios:
Un desgarro de grado 1 o 2 del LCA puede ser quirúrgico pero puede tratarse de forma no quirúrgica, en ocasiones, con intervenciones conservadoras de rehabilitación. En la mayoría de los casos, un desgarro del LCM no justificará la cirugía a menos que sea un grado 3 completo.
Cómo se tratan los desgarros del LCA y del LCM
El tipo de tratamiento requerido para los desgarros del LCA o del LCM dependerá de una variedad de factores que incluyen la gravedad del desgarro, la edad y el historial médico personal.
Si toma las medidas necesarias para permitir que un desgarro del LCA o del LCM se cure, en algunos casos se puede evitar la cirugía. Sin embargo, si la lesión es lo suficientemente grave, siempre existe la posibilidad de que la cirugía sea necesaria.
Para una rotura del LCM, el primer paso en el proceso de curación es la rehabilitación, o fisioterapia. La terapia puede llevar dos o más meses antes de que el ligamento esté completamente curado. Es importante ser paciente y no precipitarse en este proceso, de lo contrario, puede arriesgarse a sufrir más daños o volver a lesionarse.
Una lesión del LCA es más compleja debido a que hay múltiples ligamentos dentro del LCA. En más de la mitad de las lesiones que implican un LCA lesionado, éste no se curará por sí mismo y a menudo requerirá una intervención quirúrgica, estimándose en 350.000 las reconstrucciones del LCA que se realizan anualmente en los Estados Unidos. Durante este procedimiento, denominado reconstrucción del ligamento, se utilizan tendones de la rótula o de los isquiotibiales para reconstruir el ligamento del LCA. El tiempo de recuperación para este tipo de cirugía es de 8 a 12 meses.
Cuándo buscar ayuda
Las lesiones de rodilla son muy comunes cuando se trata de todos los deportes y actividades físicas, pero la mayoría de los casos no son graves. Identificar una lesión grave de rodilla y actuar rápidamente haciendo que un médico especialista en medicina deportiva la revise puede marcar la diferencia a la hora de recuperarla y minimizar el riesgo de daños mayores.
Los signos y síntomas de una rotura del LCA o del LCM no son siempre los mismos, por lo que es importante acudir a un médico si experimenta dolor o hinchazón de la rodilla que dura más de 48 horas, problemas para ponerse de pie o caminar sobre la rodilla afectada, incapacidad para soportar su peso sobre la rodilla afectada, o ha notado un aspecto deformado o extraño de un lado de la rodilla en comparación con el lado sin dolor. Si experimenta alguno de estos síntomas, llame a Paris Orthopedics and Sports Medicine al (903) 737-0000 para concertar una cita hoy mismo.