Cuando te empiece a doler la rodilla, los expertos sugieren seguir los siguientes pasos:
Aplicar hielo o calor. Ambos pueden reducir el dolor; el hielo también puede reducir la inflamación y el calor puede aliviar la rigidez. Para usar hielo, coloca una toalla o un paño sobre la piel, luego cubre con una bolsa pequeña de hielo al menos una vez al día durante 20 minutos, recomienda la fisioterapeuta Erica Fritz, P.T., D.P.T., gerente del Centro de Terapia Física Ortopédica en el Hospital de Cirugía Especial en la ciudad de New York.
Si sientes la rodilla tiesa pero no está inflamada, aplica una almohadilla térmica en el área durante 20 minutos dos veces al día. Coloca algo que te proteja, como una toalla, entre la fuente de calor y tu piel.
Realiza alguna actividad de bajo impacto. Es posible que no sientas ganas de estar activo cuando te duelen las rodillas, pero la evidencia sugiere que puede ayudarte. Una revisión de 2015 del grupo Cochrane Collaboration, una organización independiente, encontró que el alivio a corto plazo del dolor que se obtiene por el ejercicio es comparable al que se logra con el uso de un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (o NSAID, como el ibuprofeno o el naproxeno).
Caminar y andar en bicicleta son buenas opciones. Pero si sientes que el ejercicio en tierra te causa mucho dolor, prueba un entrenamiento acuático. La flotabilidad del agua es ideal para ejercitar las articulaciones de forma suave. El ejercicio acuático también proporciona una disminución pequeña pero medible del dolor y la discapacidad en personas con osteoartritis de rodilla o cadera, según otra revisión de Cochrane, publicada en 2016.
Considera el tai chi, también. En un estudio publicado en 2016 en la revista Annals of Internal Medicine se encontró que las personas con osteoartritis de rodilla que practicaban esta forma de ejercicio de mente y cuerpo dos veces por semana durante 12 semanas obtenían beneficios de alivio del dolor similares a los de las personas que hicieron fisioterapia 2 veces a la semana durante 6 semanas. Trata también de hacer algunos estiramientos suaves, ya que pueden aliviar la rigidez y aumentar el rango de movimientos en la articulación de la rodilla.
Pregunta acerca de la terapia física. Si el dolor y la inflamación dificultan la actividad física o si no estás seguro de qué ejercicios son mejores para ti, consulta con un fisioterapeuta.
Este especialista te puede evaluar y diseñar un programa personalizado de ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento y estiramiento, y, posiblemente recomendar hielo y calor, o neuroestimulación eléctrica transcutánea (la aplicación de una corriente eléctrica controlada). Consulta con tu aseguradora para ver si necesitas ser referido por un doctor y cuántas sesiones cubriría.
Habla con tu médico sobre el uso de un remedio tópico. Para el dolor tolerable, pero que no se alivia por completo con el calor o el hielo y la actividad suave, considera usar un NSAID tópico con receta antes de buscar un analgésico oral de venta libre. ¿Por qué? Los NSAID orales pueden causar efectos secundarios como malestar gastrointestinal y hemorragia, y muchos de ellos se asocian con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, por lo que vale la pena ver si puedes obtener suficiente alivio sin necesidad de usarlos.
Si usas un analgésico de venta libre, prueba el naproxeno oral (Aleve y genérico). Ese es un NSAID oral que la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos recomienda en sus lineamientos para la osteoartritis. Y en un estudio que compara los tratamientos no quirúrgicos para la osteoartritis de rodilla, publicado en mayo pasado en la Revista de la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos, los investigadores encontraron que el naproxeno es mejor para reducir el dolor y mejorar la función que el acetaminofeno (Tylenol y genérico) u otros NSAID orales. Si sigues sintiéndote muy adolorido después de usar naproxeno durante una semana, consulta a tu médico.