La palabra adorar presenta un uso muy extendido en nuestra lengua.
A la acción de reverenciar a una persona o a un objeto que se le atribuye un carácter divino se lo expresa en términos de adorar. Laura adora esa pequeña estatua de elefante que le regaló su madre, todas las mañanas la besa.
La acción de adorar es fácilmente reconocible ya que se suele manifestar a través de actos o de gestos en los que quien adora demuestra su total sumisión a aquel que adora.
Por otra parte, en la religión también esta palabra dispone de un uso híper habitual dado que se usa para designar la reverencia y la honra que los fieles realizan a su dios. Porque quien se compromete con los dogmas de una religión, por ejemplo la católica, en ese compromiso viene implícito la adoración de dios, los santos y de los rituales a través de los cuales se les rinde homenaje a estos.
Cabe destacarse que la oración es uno de los grandes rituales de adoración en las religiones, en tanto, la mencionada adoración de la oración se puede practicar en la órbita personal pero también es preciso practicarla en aquellos recintos sagrados como son las iglesias y en las ceremonias de las misas.
Y en el lenguaje corriente, cuando algo o alguien nos gustan desmedidamente solemos decir que lo adoramos. Generalmente son objetos o sujetos de adoración aquellos por los cuales sentimos un profundo amor y por los cuales somos capaces hasta de dar la vida. La familia, los amigos, los esposos son algunos de los sujetos que pueden despertar nuestra adoración. Adoro a mi mamá. Adoro la música que haces.
Mientras tanto, el concepto que se contrapone es el de despreciar, que refiere justamente la poca estima que se tiene por algo o alguien dado. Idolatrar, venerar y amar, son los sinónimos que más empleamos en relación a este concepto.