Diagnóstico de la enfermedad oclusiva aortoilíaca

La enfermedad oclusiva aortoilíaca es un tipo de enfermedad arterial periférica que afecta a las arterias ilíacas de la pelvis y a las arterias femorales de las piernas, que suministran sangre a la mitad inferior del cuerpo. Las arterias ilíacas transportan sangre oxigenada desde el corazón a través de la aorta, se dividen en el abdomen en cada pierna y se ramifican en las arterias femorales y en numerosas arterias más pequeñas que se extienden hasta los dedos de los pies.

La afección está causada por la aterosclerosis, una acumulación en las arterias de una sustancia cerosa llamada placa, que contiene colesterol, grasa y calcio. La placa puede estrechar o endurecer las arterias ilíacas, reduciendo el flujo de sangre rica en oxígeno hacia la pelvis y las piernas.

Los síntomas, que pueden incluir dolor, calambres o fatiga, tienden a producirse durante el ejercicio pero se disipan cuando se es sedentario. Este dolor se denomina claudicación intermitente; suele afectar a las nalgas, los muslos y las piernas.

Debido a que la enfermedad oclusiva aortoilíaca afecta al flujo sanguíneo hacia la pelvis, los hombres que la padecen también pueden experimentar disfunción eréctil.

A medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer síntomas más graves, como dolor extremo, frialdad y adormecimiento de las piernas, incluso en reposo. Estos son el resultado de la isquemia, una disminución del suministro de sangre y oxígeno a los tejidos.

La isquemia también puede hacer que los tejidos del pie se rompan, produciendo llagas abiertas o úlceras. También puede provocar la muerte de los tejidos, o gangrena, que puede dar lugar a la pérdida de la extremidad sin el tratamiento adecuado. Una persona también puede experimentar atrofia muscular, o encogimiento, en una o ambas piernas.

Factores de riesgo

Un importante factor de riesgo de la enfermedad oclusiva aortoilíaca es la hipertensión, o presión arterial alta, que puede dañar las paredes de las arterias, haciéndolas propensas a estrecharse o bloquearse. La presión arterial alta también puede aumentar el riesgo de aterosclerosis, la principal causa de la enfermedad oclusiva aortoilíaca.

Otros factores de riesgo son el tabaquismo, la obesidad, la diabetes y la hiperlipidemia, una afección causada por niveles poco saludables de grasas en la sangre. Las personas sedentarias tienen un mayor riesgo de padecer las afecciones que conducen a la enfermedad oclusiva aortoilíaca.

Pruebas de diagnóstico

Para diagnosticar la enfermedad oclusiva aortoilíaca, su médico del NYU Langone le examina las piernas y realiza una historia clínica para determinar si tiene factores de riesgo. El médico le toma la presión arterial y el pulso en el muslo, la pantorrilla y el pie para ayudar a determinar si hay una obstrucción en la aorta o en las arterias ilíacas o femorales, que provoca un flujo sanguíneo inadecuado.

Su médico puede solicitar una o más pruebas para buscar signos de una obstrucción arterial en la pelvis o la pierna.

Una ecografía Doppler arterial

Una ecografía Doppler utiliza ondas sonoras para producir imágenes en color que muestran el flujo de sangre a través de las arterias de la pelvis y las piernas. Permite al médico detectar y evaluar las obstrucciones causadas por la acumulación de placa.

Durante la ecografía, se presiona contra la piel un instrumento manual llamado transductor para transmitir ondas sonoras. Produce imágenes de los vasos sanguíneos de la pelvis y las piernas en un monitor de ordenador. La prueba dura entre 30 y 60 minutos.

Índice tobillo-brazo

El índice tobillo-brazo permite a los médicos determinar la gravedad de las obstrucciones en las arterias de la parte inferior del cuerpo.

En esta prueba, el médico mide la presión arterial en el tobillo y en el brazo y compara los resultados. Un índice tobillo-brazo bajo puede indicar una obstrucción. Esta prueba también puede ayudar a determinar el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.

TC

En una TC, los rayos X y un ordenador crean imágenes tridimensionales y transversales del cuerpo. La prueba ayuda al médico a determinar si tiene algún estrechamiento u obstrucción en las arterias de la pelvis o de las piernas.

Antes de la exploración, es posible que se le administre una dosis intravenosa (IV) de un agente de contraste, un tinte líquido que viaja por los vasos sanguíneos para mejorar las imágenes. La prueba suele durar entre 10 y 15 minutos.

Angiograma

Un angiograma utiliza rayos X para detectar obstrucciones en las arterias. Durante esta prueba, el médico utiliza una aguja para realizar una pequeña punción cerca de la ingle e introduce un catéter, que se guía hasta una arteria ilíaca. El médico inyecta un colorante de contraste en el catéter para resaltar cualquier arteria estrechada u obstruida.

A veces, esta prueba se realiza al mismo tiempo que un procedimiento llamado angioplastia con balón y colocación de stent para despejar y ensanchar las arterias bloqueadas o estrechas. Realizadas con anestesia local, la angioplastia y la colocación de stents pueden durar menos de una hora o hasta varias horas, dependiendo de la gravedad de la afección.

Durante la angiografía, puede sentir presión cuando se inserta el catéter y una sensación de calor cuando se inyecta el material de contraste. Después, su médico puede sugerirle que evite ciertas actividades, como levantar objetos pesados y hacer ejercicio extenuante, para evitar el sangrado en la zona donde se insertó el catéter.

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