Introducción al Estructuralismo
¿Y si pudiéramos analizar un poema de la misma manera que podemos analizar un compuesto químico en un tubo de ensayo? Ya sabes, ¿descomponerlo en pequeños componentes, examinar las partes de las que está hecho, ver cómo esas partes encajan entre sí, y así entender cómo se ensamblan todos los demás poemas? En otras palabras, llegar a la estructura profunda de un poema: esa cosa esencial que hace que cualquier poema sea un poema, distinto de una novela, o un artículo de periódico, o una obra de teatro, o un compuesto químico real.
Esto, de hecho, es exactamente lo que trata el estructuralismo. Los teóricos estructuralistas están interesados en identificar y analizar las estructuras que subyacen a todos los fenómenos culturales, y no sólo a la literatura. Quieren entender la «estructura profunda» de los partidos de fútbol. De las familias. De los sistemas políticos. De la moda. De las clases de química y de las guías de estudio de teoría.
Los estructuralistas obtuvieron del lingüista Ferdinand de Saussure la noción de que todo puede ser analizado en términos de una estructura profunda. A él se le ocurrió esta idea de que el lenguaje es un «sistema de signos» formado por patrones y reglas inmutables. Los estructuralistas influidos por Saussure profundizaron aún más en esa idea de estructura profunda: Si los patrones o estructuras subyacentes gobiernan el lenguaje (decían), ¿no significa eso que los patrones o estructuras subyacentes dan forma a toda la experiencia humana?
Debido a que el estructuralismo surgió de la lingüística, los teóricos de esta escuela dan mucha importancia al lenguaje. Pero, ¿qué es realmente el lenguaje? Los estructuralistas definen el «lenguaje» de forma muy amplia: claro, el lenguaje es eso que hacemos cuando abrimos la boca y juntamos algunas palabras en una frase. Pero para los estructuralistas el lenguaje puede ser cualquier forma de señalización, no sólo el habla o las palabras, sino cualquier cosa que implique comunicación. ¿Los semáforos rojos, amarillos y verdes? Sí, eso es un lenguaje. ¿Banderas nacionales? Sí. ¿Nuestro elegante bolso de Louis Vuitton, sin el que no nos pillarían ni muertos en público? Sí colega, esa es la clave del lenguaje de la «moda»: al lucir ese bolso estamos señalando a todos los que nos miran con envidia: «Soy elegante y estoy forrado».
El pensamiento estructuralista es bastante central en la forma de abordar la lectura y de hablar de los grandes libros. Cuando se trata de literatura, los teóricos estructuralistas se preocupan por descubrir las estructuras o reglas que rigen los grupos de obras literarias. Así, cuando hablamos de los elementos narrativos de una novela, por ejemplo, cosas como la trama, el personaje, el conflicto, el escenario, el punto de vista, tomamos prestada la idea estructuralista de que hay ciertos principios o estructuras que pueden encontrarse en todas las novelas. Lo mismo ocurre con otros tipos de literatura. Tanto si hablamos de poesía épica, como de drama trágico o de literatura posmoderna, partimos de la base de que hay ciertas «estructuras» que estos textos tienen en común. Como el «green-means-go» de los semáforos, pero más relevante en una clase de literatura.