Períodos Formativo Temprano, Medio y Tardío
Para el año 2000 a.C. algunas comunidades aldeanas de la América Media se sustentaban en gran medida o totalmente en la agricultura. La mayoría de estas aldeas se encontraban en el sur de Mesoamérica, pero los hallazgos arqueológicos en Cerro Juanaquena, Chihuahua, no lejos de la actual frontera con Estados Unidos, sugieren un desarrollo agrícola temprano también en el norte de México. Durante el Período Formativo Temprano se mejoraron numerosas plantas comestibles mediante hibridación y técnicas de cultivo más sofisticadas.
El Período Formativo Medio fue una época de transición de la simple aldea agrícola a sociedades más complejas organizadas en torno a capitales político-religiosas, que posiblemente incluían ciudades densamente pobladas. Aunque estas y otras sociedades debieron construir numerosas estructuras de madera, cañas y paja -materiales ampliamente disponibles en los bosques circundantes-, hace tiempo que se pudrieron bajo el sol tropical. Por ello, los arqueólogos han tendido a centrarse en las estructuras de piedra y tierra que han resistido los estragos del tiempo. Los primeros grandes centros ceremoniales construidos en piedra y las primeras esculturas monumentales de piedra datan del periodo Formativo Medio, alrededor del año 1000 a.C. en el sur de Veracruz y Tabasco. Se trata de San Lorenzo y La Venta, que pasaron de ser pequeñas aldeas agrícolas a impresionantes centros urbanos. Son los dos sitios principales del arte olmeca, que exhibía un control consumado tanto de las formas redondas completas como de los bajorrelieves. Los artistas olmecas hicieron grandes cabezas de piedra, altares, grandes máscaras de mosaico y estelas, y también trabajaron como lapidarios en exquisitas figurillas de jade y otros objetos pequeños. A menudo representaban rostros humanos, aunque muchos de ellos tenían bocas y orificios nasales de jaguar. La influencia estilística olmeca llegó hasta Oaxaca, Chiapas, Guatemala, El Salvador y el Valle de México.