Aunque los historiadores difieren en cuanto al lugar y fecha de la primera vez que se celebró el Día de Acción de Gracias, la siguiente es la historia más narrada.
Keneth Cruz
27 de noviembre de 2019 a las 11:44h
Todo empezó en 1620, cuando el barco Mayflower zarpó desde Gran Bretaña con rumbo al noreste de EE. UU. Viajaban 102 cristianos ingleses —sin contar a la tripulación—, quienes, luego, serían conocidos como «peregrinos”.
Al llegar al Nuevo Mundo —noviembre de 1620— formaron la colonia de Plymouth, en la costa de la actual Massachusetts. Allí se encontraron con muchas dificultades, como enfermedades, hambre y un clima despiadado. Más de la mitad murió. Los sobrevivientes, sin embargo, debían su vida a la generosidad de la tribu Wampanoag, que compartió su comida y conocimientos con ellos.
En 1621, los peregrinos tuvieron su primera cosecha y decidieron celebrar una cena con los nativos. De esa forma nació el Día del Acción de Gracias.
¿Qué se comió en aquella ocasión? No se sabe exactamente. Sin embargo, existe una descripción en A Journal of the Pilgrims at Plymouth, de Edgard Winslow, uno de los participantes. Según la obra, el gobernador envió a cuatro hombres a cazar. «Los cuatro mataron tantas aves que, con un poco de ayuda, sirvieron para alimentar a la compañía por una semana”. Había pavos, patos silvestres, cisnes y águilas.
El diario también narra la llegada de Massasoit, rey de los Wampanoag, quien era acompañado por alrededor de 90 hombres. «Ellos mataron cinco venados, los trajeron a la plantación y regalaron al gobernador, al capitán y a otros”.
La historiadora culinaria Kathleen Curtin, en su libro Giving Thanks: Thanksgiving Recipes from the Pilgrims to Pumpkin Pie (Dando gracias: Recetas para el Día de Acción de Gracias, desde los Peregrinos hasta el pastel de calabaza), indica que la cocina de la época incluía hierbas, especias, frutas secas, vino y cerveza.
Más de un siglo después, en 1789, George Washington proclamó el 26 de noviembre como «un día de acción de gracias y oración pública”. Luego, en 1863, Abraham Lincoln, la declaró fiesta nacional, pero fue hasta 1941 que el Congreso Federal la hizo oficial.
Aunque nunca se estableció el platillo principal, el pavo siempre ha estado ligado a la celebración. Se le acompaña, por lo regular, de puré de papas, salsa de arándanos y, de postre, pastel de calabaza o de manzana.
Asimismo, en 1924, surgió en EE. UU. la tradición de organizar un desfile con animales. En ese entonces se hacía caminar por las calles a cabras, camellos o elefantes. Desde 1927 empezaron los globos gigantes de helio, excepto entre 1942 y 1944, pues ese químico, así como el caucho, eran necesarios para combatir durante la Segunda Guerra Mundial.
Otra de las tradiciones famosas es que el presidente de EE. UU. indulte a un pavo, como símbolo de libertad e invocación al espíritu de Acción de Gracias. Algunos dicen que esta costumbre empezó en 1947, con Harry Truman, pero el primer «perdón oficial” registrado fue con George H. Bush, en 1989.
Comercial
Con el paso del tiempo esta celebración se convirtió en un fenómeno explotado a escala comercial. En EE. UU., por ejemplo, al día siguiente del Día de Acción de Gracias los negocios lanzan grandes ofertas que congregan a miles de personas desde la madrugada. Esto se conoce como Black Friday (Viernes Negro). Se le llama así porque se espera que las cuentas de los comerciantes se cierren con tinta negra; es decir, con ganancias.
Aunque en Guatemala no es tradición celebrar el Día de Acción de Gracias, en los últimos años algunos comercios han copiado el Viernes Negro como estrategia de venta. Es así que ahora se marca el inicio de la temporada de comercio navideño.
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