Literatura pastoril, clase de literatura que presenta la sociedad de los pastores como libre de la complejidad y la corrupción de la vida en la ciudad. Muchos de los idilios escritos en su nombre están muy alejados de las realidades de cualquier vida, rústica o urbana. Entre los escritores que han utilizado la convención pastoral con sorprendente éxito y vitalidad están los poetas clásicos Teócrito y Virgilio y los poetas ingleses Edmund Spenser, Robert Herrick, John Milton, Percy Bysshe Shelley y Matthew Arnold.
La convención pastoral utiliza a veces el recurso de las «partidas de canto» entre dos o más pastores, y a menudo presenta al poeta y a sus amigos con los disfraces (generalmente finos) de pastores y pastoras. Los temas son, sobre todo, el amor y la muerte. Tanto la tradición como los temas fueron establecidos en gran medida por Teócrito, cuyas Bucólicas son los primeros ejemplos de poesía pastoril. La tradición se transmitió, a través de Bion, Mosco y Longus, de Grecia a Roma, donde Virgilio (que trasladó el escenario de Sicilia a Arcadia, en el Peloponeso griego, ahora símbolo de un paraíso pastoral) utilizó el recurso de aludir a los problemas contemporáneos -agrarios, políticos y personales- en la sociedad rústica que retrataba. Sus Églogas ejercieron un poderoso efecto sobre los poetas del Renacimiento, como Dante, Petrarca y Giovanni Boccaccio en Italia; Pierre de Ronsard en Francia y Garcilaso de la Vega en España. Además, recibieron la influencia de los comentaristas cristianos medievales de Virgilio y de las escenas pastorales del Antiguo y el Nuevo Testamento (Caín y Abel, David, los pastores de Belén y la figura de Cristo, el buen pastor). También durante los siglos XVI y XVII aparecieron las novelas románticas pastoriles (de Jacopo Sannazzaro, Jorge de Montemayor, Miguel de Cervantes y Honoré d’Urfé), así como en los siglos XV y XVI el drama pastoril (de Torquato Tasso y Battista Guarini).
En la poesía inglesa había habido algunos ejemplos de literatura pastoril a principios del siglo XVI, pero la aparición en 1579 de la obra Shepheardes Calender, de Edmund Spenser, que imitaba no sólo los modelos clásicos sino también a los poetas renacentistas de Francia e Italia, supuso una moda por lo pastoral. Sir Philip Sidney, Robert Greene, Thomas Nash, Christopher Marlowe, Michael Drayton, Thomas Dekker, John Donne, Sir Walter Raleigh, Thomas Heywood, Thomas Campion, William Browne, William Drummond y Phineas Fletcher escribieron poesía pastoril. (Esta moda fue objeto de algunos comentarios satíricos en la obra de William Shakespeare As You Like It, que es a su vez una obra pastoril). Las primeras novelas inglesas, de Robert Greene y Thomas Lodge, fueron escritas en modo pastoral. Aparte de Shakespeare, entre los dramaturgos que intentaron el drama pastoral se encontraban John Lyly, George Peele, John Fletcher, Ben Jonson, John Day y James Shirley.
El clímax de esta fase de la tradición pastoral se alcanzó en la mezcla única de frescura y docta imitación lograda por la poesía de Herrick y de Andrew Marvell. Las obras posteriores del siglo XVII, aparte de las de Milton, fueron más pedantes. El renacimiento del modo pastoral en el siglo XVIII es notable sobre todo por su lugar en una disputa más amplia entre los críticos neoclásicos que preferían la poesía «antigua» y aquellos otros que apoyaban la «moderna». Esta disputa se produjo en Francia, donde la simpatía «antigua» estaba representada en la convención pastoral de René Rapin, cuyos pastores eran figuras de virtud sin complicaciones en una escena sencilla. La pastoral «moderna», derivada de Bernard de Fontenelle, se detenía en la inocencia del rústico contemporáneo (aunque no en sus miserias). En Inglaterra la controversia se reflejó en una disputa entre Alexander Pope y Ambrose Philips, aunque las pastorales más animadas de la época fueron las de John Gay, cuyo modo era burlesco (y cuya Ópera del Mendigo lleva el irónico subtítulo de «Una pastoral de Newgate», siendo Newgate una de las prisiones de Londres).
Una creciente reacción contra las artificialidades del género, combinada con nuevas actitudes hacia el hombre natural y la escena natural, resultó en una a veces amarga inyección de realidad en las escenas rústicas de poetas y novelistas como Robert Burns, George Crabbe, William Wordsworth, John Clare, George Eliot, Thomas Hardy, George Sand, Émile Zola, B.M. Bjørnson y Knut Hamsun. Sólo la elegía pastoral sobrevivió, a través de Shelley y Matthew Arnold.
Desde Wordsworth, los poetas han revivido a veces el modo pastoral, aunque normalmente con algún propósito especial propio -a menudo irónico, como en las églogas de Louis MacNeice, u oscuro, como cuando W.H. Auden llamó a su largo poema La edad de la ansiedad «una égloga barroca». Véase también elegía.