Lo que debe ser tuyo vendrá a ti

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Por Marisa DonnellyActualizado el 24 de enero, 2021

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Por Marisa DonnellyActualizado el 24 de enero de 2021

Soy una luchadora. Lucho contra el tiempo. Lucho contra el plan de Dios. Lucho contra las cosas que no tienen sentido para mí de inmediato. Lucho contra lo que no me parece bien. Porque me asusto cuando las cosas no encajan perfectamente. Me pongo nervioso cuando no escucho la voz de Dios susurrándome. Me angustio cuando no puedo tomar las cosas en mis manos, hacer que tengan sentido.

Pero, ¿cuántas veces luchamos una batalla perdida? ¿Cuántas veces nos oponemos a un mundo que no está preparado para compartir con nosotros lo que deseamos? Cuántas veces hemos intentado precipitarnos, empujar, hacer que las cosas salgan como queremos?

¿Y cuántas de esas veces hemos fracasado?

Lo que he aprendido, una y otra vez, es que lo que se supone que es mío vendrá, lo que está destinado a ser caerá en su lugar, lo que es correcto se sentirá bien y no tendré que forzarlo.

La verdad es que la vida no siempre va según nuestro plan. Tendremos momentos en los que todo es aparentemente perfecto, y luego se desmoronará catastróficamente. Estaremos con quien creemos que es nuestro para siempre, y luego veremos impotentes cómo se desmorona la relación. Seguiremos la carrera que esperábamos y por la que rezábamos, y descubriremos que no tiene sentido. Nos levantaremos, y luego nos caeremos. Y luego, con el tiempo, nos levantaremos de nuevo.

Pero en todos esos momentos, no es posible que tengamos las respuestas a todas las preguntas en nuestra cabeza. No es posible que entendamos qué está pasando, a dónde debemos ir, qué debemos hacer cada segundo de cada día. No podemos saber lo que es correcto, ni lo que es bueno, ni lo que debemos mantener.

Sólo tenemos que confiar -en nuestro poder superior, en el universo, en nosotros mismos. Tenemos que seguir avanzando. Tenemos que saber que lo que está destinado a estar en nuestras vidas encontrará su camino hacia nosotros o de vuelta a nosotros. Incluso si eso no ocurre en nuestra línea de tiempo.

La verdad es que lo que está destinado a ser nuestro llegará. Las relaciones irán a la deriva porque están haciendo sitio a las personas adecuadas. El amor se desvanecerá porque ese individuo no estaba destinado a estar con nosotros para siempre. Los trabajos cambiarán para crear nuevas oportunidades. Los planes cambiarán por completo porque no se supone que estemos atrapados en un lugar.

Cuando estas cosas están sucediendo, podríamos estar aterrorizados. Puede que sintamos que todo nuestro mundo se desmorona. Podríamos llorar, gritar, agitar nuestros puños hacia el cielo con ira, dudar de nuestra fe, enfadarnos con Dios… pero la verdad es que, a veces, lo que más nos aferra se desmorona para que algo mucho mejor pueda llegar a nosotros. A veces las oraciones no son respondidas porque algo más hermoso está en camino.

Y en definitiva, lo que está destinado a ser nuestro puede tardar un tiempo, puede ir a la deriva, puede perderse temporalmente, pero si es lo correcto, encontrará su camino de vuelta a nosotros.

No tenemos que estresarnos. No tenemos que pensar demasiado. No tenemos que pasar nuestros días en constante agonía, preguntándonos si estamos haciendo algo mal, si Dios nos ha abandonado, si no somos una buena persona porque un deseo no ha sido concedido.

Porque nada de eso es cierto.

No tenemos que perder el tiempo buscando y persiguiendo cosas que se van. Debemos, en cambio, seguir lo que se siente bien y confiar en que si es lo correcto, sucederá. Tenemos que entender que Dios nos cubre las espaldas, y aunque sintamos que le hablamos a la nada, Él está aquí. Siempre aquí.

Tenemos que saber lo que valemos, y sin embargo, esforzarnos siempre por ser una persona merecedora de esas bendiciones. Tenemos que seguir empujando, seguir creyendo que las cosas buenas vendrán, seguir poniendo luz y energía positiva en un mundo que se empeña en succionarnos.

Tenemos que saber que no siempre tendremos las respuestas, pero eso no significa que estemos solos en esto. Tenemos que entender que la vida no tendrá sentido ni seguirá nuestro plan, pero eso no significa que no vayamos a encontrar lo que hemos estado buscando.

Lo que es nuestro vendrá -la gente, las oportunidades, los trabajos, las pasiones, la esperanza- que todo nos encontrará cuando sea el momento adecuado, cuando estemos destinados a tenerlo, cuando Dios sepa que estamos preparados para aceptar y utilizar las bendiciones.

No tenemos que luchar contra ello. No tenemos que apresurarnos. No tenemos que vivir en un lugar constante de estrés o ansiedad. Simplemente tenemos que dejar ir, hacer espacio, confiar. Y permitir que lo que es nuestro nos encuentre. MarcaTC

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