Organización formal, componente de la estructura social de una organización diseñado para guiar y restringir el comportamiento de los miembros de la organización.
La etiqueta «formal» se utiliza porque el concepto abarca las reglas, procedimientos y rutinas de la organización oficialmente sancionadas, así como las relaciones de autoridad definidas por los roles entre los miembros de la organización. Los procedimientos operativos estándar y los organigramas, que son esencialmente mapas de las relaciones de autoridad formales, son dos de los símbolos (y productos) más importantes de la organización formal.
La organización formal es, posiblemente, el concepto que más se evoca al imaginar cualquier organización general. Sin embargo, desde un punto de vista conceptual, la organización formal se describe mejor como un tipo de estructura social organizativa, más que como un tipo general o específico de organización. Además, la organización formal no es simplemente un conjunto de normas, procedimientos y rutinas, sino que el concepto deriva su significado del modo en que cada uno de estos elementos se utiliza para guiar y restringir el comportamiento de los miembros de la organización. En consecuencia, la organización formal suele tener importantes implicaciones para cualquiera, a cualquier nivel, que pretenda controlar a los miembros de una organización.
Sin embargo, como han observado muchos estudiosos, no todos los comportamientos dentro de una organización pueden controlarse mediante normas, procedimientos y rutinas formales. En cualquier organización, las reglas se modifican, los procedimientos se modifican para acomodarse a la tarea en cuestión y se adoptan rutinas no estándar, a menudo sin ninguna directiva formal de la dirección de la organización. Además, el entramado de relaciones en cualquier organización rara vez se parece al organigrama formal, ya que las redes de amistad, las redes de asesoramiento y las redes de comunicación se desarrollan inevitablemente a través de los límites intraorganizativos. Estas observaciones sobre el comportamiento organizativo no formal han llevado a los estudiosos a afirmar que allí donde se encuentra una organización formal, también se debe esperar observar una organización informal. Una no puede existir sin la otra.
Los estudiosos discuten el equilibrio adecuado entre la organización formal y la informal. Todos reconocen la importancia de la organización informal a la hora de influir en el comportamiento, pero difieren en cuanto al grado de influencia que realmente tiene. Así, los estudiosos que conceptualizan las organizaciones como sistemas racionales tienden a argumentar que las organizaciones pueden ser diseñadas de tal manera que los procesos informales puedan ser controlados adecuadamente a través de procedimientos y rutinas formales. Por otro lado, los estudiosos de la tradición de los sistemas naturales tienden a argumentar que la organización informal influye más fuertemente en los patrones de comportamiento que la organización formal y, por lo tanto, la creación de nuevas normas y procedimientos o el establecimiento de líneas de autoridad bien definidas no siempre tienen el efecto deseado.
Independientemente de la perspectiva que se adopte, la interacción entre la organización formal e informal tiene importantes implicaciones para el liderazgo de cualquier organización, tanto en la etapa de diseño como en la coordinación diaria de las actividades organizativas. Esto se debe a que la capacidad de diseñar organizaciones formales y manipularlas de forma regular para lograr objetivos definidos depende del tipo de organización y de la naturaleza de las actividades que se coordinan, así como de las habilidades de los ejecutivos o del órgano de gobierno que dirige la organización.