Peronista, peronista español, en la política argentina, partidario de Juan Perón, miembro del Partido Justicialista (PJ), o adherente a las políticas populistas y nacionalistas que propugnaba Perón. El peronismo ha desempeñado un papel importante en la historia de Argentina desde mediados de la década de 1940.
El movimiento peronista surgió como el seguimiento personal del coronel Juan Perón. En 1943, tras participar en un exitoso golpe militar, Perón se convirtió en ministro de Trabajo de Argentina, cargo a través del cual promulgó diversas medidas sociales para ayudar a la creciente clase de trabajadores industriales urbanos del país. Ganándose la admiración de las masas, Perón pidió que el Estado asumiera un papel de liderazgo en la economía para asegurar la cooperación entre las empresas y los trabajadores. En 1946 fue elegido presidente con el fuerte apoyo de los trabajadores y sus sindicatos; también obtuvo el apoyo de muchos ciudadanos de clase media-baja y de los industriales del país. Después de que Perón fuera derrocado y exiliado en 1955 por los militares, el movimiento peronista sin líder se vio debilitado por los conflictos entre facciones, ya que estaba compuesto por muchos elementos divergentes, desde sindicalistas de izquierdas hasta nacionalistas autoritarios de derechas. No obstante, el movimiento siguió siendo el principal contendiente civil por el poder en Argentina.
Bajo el nuevo nombre de Movimiento Nacionalista Justicialista (más tarde Partido Justicialista), los peronistas volvieron al poder en 1973 cuando los militares permitieron las primeras elecciones generales en 10 años. Perón regresó del exilio y se convirtió en presidente. Sin embargo, las profundas disensiones entre los peronistas de derecha y de izquierda estallaron en terrorismo y violencia tras la muerte de Perón en 1974, y los militares derrocaron a la viuda de Perón y sucesora en la presidencia, Isabel, en 1976. Los peronistas perdieron las elecciones presidenciales de 1983, pero en 1989 su candidato, Carlos Saúl Menem, fue elegido para la presidencia. Rompiendo con las políticas peronistas tradicionales, Menem aplicó políticas orientadas al libre mercado, que ampliaron la base del partido para incluir a las clases ricas y empresariales. En 1999 los peronistas perdieron la presidencia, pero, tras los disturbios masivos que forzaron la dimisión del presidente Fernando de la Rúa en 2001, los peronistas recuperaron el cargo: Eduardo Duhalde, antiguo vicepresidente de Menem, se convirtió en presidente en enero de 2002.
En 2003, las luchas entre facciones del partido peronista provocaron una división. Menem intentó recuperar la presidencia en las elecciones presidenciales de abril de 2003; sin embargo, debido a que ni Menem ni los otros candidatos peronistas pudieron reunir suficiente apoyo dentro del partido, el presidente Duhalde canceló las elecciones primarias y autorizó a cada candidato peronista a presentarse bajo el nombre de su propia facción. Era la primera vez que el partido tenía más de un candidato oficial en una carrera presidencial. Así, Menem se enfrentó a otros dos candidatos peronistas y a candidatos de otros partidos. En la primera vuelta de la votación, Menem lideró con una cuarta parte de los votos, quedando ligeramente por delante del candidato peronista Néstor Kirchner, pero no logró superar el umbral necesario para ganar. Bajo la presión de muchos de sus partidarios, que se dieron cuenta de que tenía pocas posibilidades de derrotar a Kirchner, Menem se retiró antes de la segunda vuelta, y Kirchner fue elegido por defecto.
Kirchner, un peronista de centro-izquierda, fue investido en mayo de 2003. No se presentó a un segundo mandato en 2007 y en su lugar apoyó la candidatura de su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner. Ganó por un margen significativo y se convirtió en la primera mujer presidenta elegida en Argentina. Disfrutó de una mayoría peronista en ambas cámaras del Congreso hasta las elecciones legislativas de junio de 2009, cuando su coalición gobernante perdió el poder en ambas cámaras. Los resultados reflejaron el declive de su popularidad, así como la de su marido, que perdió su carrera por un escaño en el Congreso. La posición de Fernández de Kirchner se vio favorecida por la solidez de la economía, y su marido estaba preparado para una segunda candidatura presidencial cuando murió en octubre de 2010. Los peronistas se unieron a Fernández de Kirchner, y en octubre de 2011 obtuvo una victoria aplastante en la carrera presidencial y su coalición gobernante recuperó la mayoría en el Congreso. Su sucesor, Daniel Scioli, ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, no tuvo tanta suerte en las elecciones presidenciales de 2015. Aunque ganó por poco la primera ronda de votaciones en octubre, no consiguió el 45% de los votos necesarios para evitar una segunda vuelta electoral en noviembre, que perdió frente al opositor conservador Mauricio Macri, poniendo fin a casi 14 años de gobierno peronista. Fernández de Kirchner parecía ser la probable candidata peronista en las elecciones presidenciales de 2019, pero se enfrentó a las expectativas pidiendo en su lugar a Alberto Fernández, antiguo jefe de gabinete de su marido, que fuera el abanderado, con ella como candidata a la vicepresidencia. Vencieron rotundamente a Macri y devolvieron al país al gobierno peronista.