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Las implicaciones clínicas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA) se derivan sobre todo de su frecuente aparición en la población general y de la posibilidad de que la afección evolucione hacia la fibrosis y la cirrosis.1 Se justifican marcadores que ayuden a realizar un diagnóstico y un tratamiento precoces. La proteína C es una glicoproteína dependiente de la vitamina K que funciona como anticoagulante circulante mediante la escisión proteolítica y la inactivación de los factores de coagulación Va y VIIIa.2 No se ha evaluado si los niveles de proteína C aumentan o no en pacientes con HGNA.

Medimos los niveles de proteína C en 44 pacientes (28 hombres y 16 mujeres; medias de edad de 45 (11) y 49 (12) años, respectivamente); 15 pacientes con hígado graso (HG), 15 con esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) y 14 con hepatitis viral crónica B+C (CH). Todos fueron diagnosticados mediante histología y gammagrafía hepática con tecnecio o ecografía. Se utilizaron diez sujetos sanos como controles. La obesidad, la hiperlipidemia y la diabetes estaban presentes en el 60%, el 73% y el 23% de los casos, respectivamente; el 64% de los pacientes tenían las pruebas de enzimas hepáticas elevadas (alanina aminotransferasa 45 (21) UI/l en la FL y 43 (18) UI/l en la EHNA). Los niveles medios de proteína C estaban significativamente aumentados en los pacientes con HGNA (n = 30) en comparación con los que padecían hepatitis vírica crónica (140 (36) % frente a 101 (24) %; p<0,0009) y con los individuos sanos (140 (36) % frente a 120 (12); p<0,04). No se observaron diferencias significativas en los niveles de proteína C entre el hígado graso simple y el EHNA (149 (34)% y 130 (37)%, respectivamente; p = 0,07)). Se encontró una correlación significativa entre la proteína C y la extensión de la infiltración grasa (r = 0,63; p<0,001) (fig. 1 ▶), el índice de resistencia a la insulina (r = 0,3; p<0,01) y los niveles de triglicéridos (r = 0,45, p<0,001). La proteína C pudo discriminar correctamente entre NAFLD y hepatitis viral crónica en el 82% de los casos. No se encontró ninguna asociación significativa entre la proteína C y los niveles de aminotransferasas.

Los niveles de proteína C (normal 70-130%) en la población de estudio (hígado graso (FL), esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), hepatitis viral crónica B+C (CH) y controles sanos (HC)). Las barras horizontales indican la mediana de los niveles.

En conclusión, la proteína C estaba elevada en los pacientes con HGNA. El mecanismo subyacente sigue siendo desconocido. Agewall et al sugirieron un aumento de la síntesis hepática de proteína C debido a un aumento de la resistencia hepática a la insulina.3 Se ha informado de un aumento de los niveles en pacientes con diabetes, hipertrigliceridemia y síndrome nefrótico, con el uso de esteroides anabólicos, anticonceptivos orales y alcohol, y con el aumento de la edad.4 La diabetes y la hipertrigliceridemia son condiciones que predisponen al hígado graso5 y estaban presentes en el 23% y el 73% de los casos, respectivamente. El resto de condiciones se excluyeron por los hallazgos clínicos y bioquímicos. Aunque se necesitan más estudios, estos resultados preliminares sugieren que los niveles elevados de proteína C junto con las enzimas hepáticas elevadas pueden utilizarse como marcadores de HGNA y pueden obviar la necesidad de realizar una biopsia hepática.

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