Política del Buen Vecino, 1933

Introducción

El presidente Franklin Delano Roosevelt asumió el cargo decidido a mejorar las relaciones con las naciones de América Central y del Sur. Bajo su liderazgo, Estados Unidos hizo hincapié en la cooperación y el comercio en lugar de la fuerza militar para mantener la estabilidad en el hemisferio. En su discurso inaugural del 4 de marzo de 1933, Roosevelt declaró «En el campo de la política mundial, dedicaría esta nación a la política del buen vecino, el vecino que se respeta resueltamente a sí mismo y, porque lo hace, respeta los derechos de los demás.»

El presidente Franklin D. Roosevelt

El secretario de Estado de Roosevelt, Cordell Hull, participó en la Conferencia de Montevideo de diciembre de 1933, donde respaldó una declaración favorecida por la mayoría de las naciones del hemisferio occidental: «Ningún Estado tiene derecho a intervenir en los asuntos internos o externos de otro». En diciembre Roosevelt declaró: «La política definitiva de los Estados Unidos a partir de ahora es la de oponerse a la intervención armada». En 1934, por indicación de Roosevelt, se derogó el tratado de 1903 con Cuba (basado en la Enmienda Platt) que otorgaba a Estados Unidos el derecho a intervenir para preservar la estabilidad interna o la independencia. Aunque los problemas económicos internos y la Segunda Guerra Mundial desviaron la atención del hemisferio occidental, la política del Buen Vecino de Roosevelt representó un intento de distanciar a Estados Unidos de las políticas intervencionistas anteriores, como el Corolario Roosevelt y las intervenciones militares en la región durante las décadas de 1910 y 1920.

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