- Los perros salvajes históricamente comían plantas y hojas como forma de llenar los huecos en su dieta.
- Los perros domesticados de hoy en día pueden haber heredado este comportamiento de sus ancestros omnívoros.
- Un adiestramiento adecuado, prestar mucha atención y saber cuándo redirigirlo son formas de ayudar a frenar el consumo de hojas.
La temperatura está bajando, los árboles se cubren de tonos anaranjados y las hojas cubren la acera: el otoño está en el aire.
Aunque puede que disfrute del sonido de las hojas crujiendo bajo sus pies, puede que no le parezca tan encantador cuando su perro esté masticando una o dos hojas perdidas. En última instancia, no es perjudicial que su perro coma algunas hojas aquí y allá, ya que forma parte de su curiosidad natural. Sin embargo, si comen hojas todo el tiempo, hay formas de hacer que frenen su gusto por lo verde.
¿Por qué los perros comen hojas?
En primer lugar, ¿por qué los cachorros quieren comer hojas? Las investigaciones muestran que comer hojas no es sólo un comportamiento de los perros domesticados. Se han observado perros salvajes comiendo hierba y hojas en la naturaleza, especialmente cuando no pueden encontrar fuentes regulares de carne. Aunque las plantas no son tan nutritivas como la carne, los perros salvajes las utilizan para llenar los vacíos de su dieta.
Según la veterinaria Dra. Andrea Rediger, DVM, existe una teoría sobre cómo los perros domesticados heredaron rasgos de sus hermanos salvajes. En un artículo de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Purdue, Rediger explica que «los perros no domesticados son naturalmente omnívoros (comen carne y plantas), por lo que los perros domesticados incluyen instintivamente material vegetal en su dieta»
La condición en la que los perros se ven obligados a comer elementos no comestibles se conoce como pica, y puede ser un indicador de problemas subyacentes. Comer hojas puede ser parte de los instintos primarios de su perro, pero el comportamiento también podría ser un signo de otros problemas médicos, deficiencias nutricionales o incluso aburrimiento.
Aunque las hojas pueden tener un alto contenido en fibra, no son nutritivas y, por tanto, no enriquecerán la dieta de su perro de forma significativa. Si a su cachorro parece encantarle el sabor o la textura de las hojas, considere la posibilidad de añadir hierbas y verduras aptas para perros en su dieta, como zanahorias, guisantes y apio. Incluso puede plantar un jardín de hierbas aptas para perros, que puede incluir romero, albahaca y tomillo.
Si su perro tiene un malestar estomacal, también puede utilizar las hojas y la hierba como una forma de provocarse el vómito y deshacerse de lo que le esté causando dolor gastrointestinal. Las hojas y la hierba no son técnicamente dañinas, pero, en grandes cantidades, pueden causar una obstrucción, especialmente en los cachorros. Asegúrate de vigilar la frecuencia con la que tu perro vomita, especialmente en lo que respecta a la cantidad de follaje que consume. Podría ser un signo de un problema gastrointestinal subyacente, que podría requerir una visita a su veterinario.
Comer hojas durante un paseo también es arriesgado, ya que ese follaje podría estar cubierto de pesticidas u otros productos químicos dañinos. Aunque la mayoría de las hojas que caen de los árboles son inofensivas, también hay algunos árboles y plantas tóxicos cuyas hojas o bayas pueden hacer que su perro se ponga muy enfermo, como los nogales negros, los tejos japoneses y las tomateras. Asegúrese de familiarizarse con los tipos de árboles de su jardín y vecindario antes de adquirir un nuevo perro.
¿Cómo puede frenar el comportamiento de comer hojas?
Su perro puede pensar que las hojas son un tipo especial de patatas fritas caninas, pero nunca es divertido limpiar el vómito después de que se atiborren. Si le preocupa este comportamiento, hay algunas formas sencillas de evitar que su perro coma demasiado follaje otoñal.
En primer lugar, cuando deje salir a su cachorro, sígalo y vigile de cerca lo que se lleva a la boca. Si empieza a comer una hoja, dale un severo «no», y retira la hoja con cuidado. Si empieza a comer hojas durante un paseo, dale un suave tirón de la correa, seguido de un «no», y redirige su atención.
El interés por las hojas también puede ser un indicador de que tu perro está aburrido y necesita algo para mantener su atención. Intenta comprar palos para masticar u otros juguetes para redirigir su necesidad de comer hojas. También puede probar con rompecabezas de comida para estimular el cerebro de su perro y hacer que se involucre con algo que no sean las hojas.
Por último, asegúrese de hacer tiempo para jugar con su perro. Si lo dejas fuera y empieza a olfatear en busca de un tentempié en el patio, lánzale una pelota u otro juguete para redirigir su atención. El ejercicio y la interacción con su dueño pueden proporcionarle una distracción de la merienda otoñal y le ayudarán a fortalecer el vínculo que tiene con su perro.