Antes de su asesinato, Dee Dee Blancharde se deleitaba con la compasión del mundo. En 2015, la madre de 48 años de Missouri había logrado convencer a casi todas las organizaciones benéficas del tamaño de Make-a-Wish de que su hija Gypsy Rose, en silla de ruedas, estaba muriendo por causas naturales. Este mes, Buzzfeed publicó un informe detallado del asesinato de 2015, presentando a los lectores una de las condiciones más controvertidas de la psicología: El síndrome de Munchausen por poderes, un «síndrome» extremadamente divisivo que muchos consideran una de las formas más peligrosas de abuso infantil. A lo largo de su vida, Blancharde alimentó a Gypsy con medicamentos anticonvulsivos, le afeitó su pequeña cabeza y confinó a la niña en crecimiento en una silla de ruedas durante años, todo para que Gypsy pareciera enferma. Pequeña y desdentada, Gypsy Rose era la gallina de los huevos de oro de su madre. Así que cuando la pequeña y enfermiza niña salió de su silla de ruedas para tomarse selfies con cuchillos poco antes de publicar en Facebook «¡La perra está muerta!», sus acciones hicieron que se planteara la pregunta, ¿fue el asesinato de Dee Dee Blancharde un acto de autodefensa ante años de abusos sádicos, o un asesinato frío y premeditado?
Los niños criados por madres con Munchausen por poderes viven abusos y manipulaciones insondables. En 2003, la madre de Arizona Blanca Montano fue grabada contaminando la vía intravenosa de su hija pequeña con materia fecal. En 2009, la ex química Hope Ybarra drenó la sangre de su hija con una jeringa y fingió pruebas de fibrosis quística. Hace apenas dos años, Lacey Spears fue condenada por asesinato en segundo grado tras envenenar lentamente a su hijo de cinco años con cantidades letales de sal. Las personas con síndrome de Munchausen suelen fingir sus propias enfermedades. Sin embargo, el síndrome de Munchausen por poderes se da cuando el cuidador (predominantemente mujeres adultas con un historial de abusos) enferma intencionadamente a su paciente para mantener la simpatía y la atención. Gypsy Rose se libró por poco de la tortura de su madre al conseguir que su novio, Nick Godejohn, la apuñalara hasta la muerte, pero otras víctimas no tienen tanta suerte. Aquí, otros cinco fascinantes casos judiciales que han vinculado el Munchausen por poderes con la enfermedad intensa… e incluso el homicidio.