La reacción de Williamson es de amplio alcance, se utiliza ampliamente tanto en el laboratorio como en la síntesis industrial, y sigue siendo el método más sencillo y popular para preparar éteres. Tanto los éteres simétricos como los asimétricos se preparan fácilmente. La reacción intramolecular de las halohidrinas, en particular, da epóxidos.
En el caso de los éteres asimétricos hay dos posibilidades para la elección de los reactivos, y uno suele ser preferible, ya sea por la disponibilidad o por la reactividad. La reacción de Williamson también se utiliza con frecuencia para preparar un éter indirectamente a partir de dos alcoholes. Uno de los alcoholes se convierte primero en un grupo saliente (normalmente tosilato), y luego se hacen reaccionar los dos juntos.
El alcóxido (o arilóxido) puede ser primario, secundario o terciario. El agente alquilante, en cambio, es preferentemente primario. Los agentes alquilantes secundarios también reaccionan, pero los terciarios suelen ser demasiado propensos a las reacciones secundarias para ser de utilidad práctica. El grupo saliente suele ser un haluro o un éster de sulfonato sintetizado para el propósito de la reacción. Dado que las condiciones de la reacción son bastante forzadas, a menudo se utilizan grupos protectores para pacificar otras partes de las moléculas que reaccionan (por ejemplo, otros alcoholes, aminas, etc.)
La síntesis de éteres de Williamson es una reacción común en el campo de la Química Orgánica en la síntesis industrial y en los laboratorios de enseñanza de grado. Los rendimientos de estas síntesis de éteres son tradicionalmente bajos cuando se acortan los tiempos de reacción, lo que puede ser el caso de los períodos de clase de los laboratorios de pregrado. Si no se permite el reflujo de las reacciones durante el tiempo adecuado (entre 1 y 8 horas a 50 y 100 °C), la reacción puede no llegar a completarse y generar un bajo rendimiento global del producto. Para ayudar a mitigar este problema, ahora se utiliza la tecnología de microondas para acelerar los tiempos de reacción para reacciones como la síntesis del éter de Williamson. Esta tecnología ha transformado los tiempos de reacción que requerían un reflujo de al menos 1,5 horas a una rápida ejecución de microondas de 10 minutos a 130 °C y esto ha incrementado el rendimiento del éter sintetizado de un rango de 6-29% a 20-55% (los datos fueron compilados de varias secciones de laboratorio diferentes que incorporan la tecnología en sus síntesis).
También ha habido avances significativos en la síntesis de éteres cuando se utilizan temperaturas de 300 °C y superiores y se usan agentes alquilantes más débiles para facilitar una síntesis más eficiente. Esta metodología ayuda a agilizar el proceso de síntesis y hace más factible la síntesis a escala industrial. La temperatura mucho más alta hace que el agente alquilante débil sea más reactivo y menos probable que produzca sales como subproducto. Este método ha demostrado ser altamente selectivo y especialmente útil en la producción de éteres aromáticos como el anisol, que tiene cada vez más aplicaciones industriales.