Fobias complejas
Las fobias complejas, como la agorafobia y la fobia social, a menudo pueden tener un efecto perjudicial en la vida cotidiana y el bienestar mental de una persona.
La agorafobia a menudo implica una combinación de varias fobias interrelacionadas. Por ejemplo, alguien con miedo a salir al exterior o a abandonar su casa puede tener también miedo a quedarse solo (monofobia) o a los lugares en los que se siente atrapado (claustrofobia).
Los síntomas que experimentan las personas con agorafobia pueden variar en gravedad. Por ejemplo, algunas personas pueden sentirse muy aprensivas y ansiosas si tienen que salir de casa para ir de compras. Otras pueden sentirse relativamente cómodas al viajar distancias cortas desde su casa.
Si tiene fobia social, la idea de ser visto en público o en eventos sociales puede hacerle sentir asustado, ansioso y vulnerable.
Evitar intencionadamente encontrarse con personas en situaciones sociales es un signo de fobia social. En casos extremos de fobia social, como en el caso de la agorafobia, algunas personas tienen demasiado miedo como para salir de casa.
Existen varios tratamientos para las fobias, incluyendo terapias de conversación y técnicas de autoayuda. Sin embargo, a menudo puede llevar algún tiempo superar una fobia compleja.