Los altos precios que alcanzan estos animales en las ciudades o en los países de altos ingresos han estimulado el mercado ilegal de perezosos en las comunidades vulnerables, donde una sola cría de perezoso puede llegar a representar mucho más dinero que los salarios semanales o mensuales que ganan quienes viven en las comunidades rurales. Los animales se ofrecen en carreteras y plazas e incluso por encargo, según Plese.
Además de su enfoque en la rehabilitación de especies, la organización Aiunau también investiga el tráfico ilegal a nivel local, ofrece experiencias educativas para la sociedad civil y los funcionarios gubernamentales, y participa en el desarrollo de políticas nacionales contra el comercio ilícito.
Colombia y Panamá albergan cuatro de las seis subespecies de perezosos existentes. El Bradypus variegatus (de tres dedos) y el Choloepus hoffmanni (de dos dedos) viven en ambos países, mientras que el Choloepus didactylus (de dos dedos) habita en Colombia y en gran parte de la Amazonia. Estas tres subespecies están incluidas en la lista roja de la UICN de «menor preocupación».
La única subespecie en peligro crítico de extinción es el Bradypus pygmaeus o «pigmeo perezoso», que sólo vive en una diminuta isla panameña del Caribe.
Hay otras dos subespecies de perezosos. El Bradypus tridactylus, que vive en Brasil, Guayana Francesa, Guyana, Surinam y Venezuela, y el Bradypus torquatus, que habita sólo en una parte de la selva atlántica de Brasil y se considera vulnerable.
El papel del turismo
Los perezosos se han convertido en una nueva mercancía en el sector turístico. Si no se venden a los turistas, se exhiben en ciudades y puertos, donde la gente puede pagar por abrazarlos y alimentarlos.
En Panamá, la APPC trabaja para concienciar a los turistas sobre estas prácticas nocivas. Su vecino y aliado, el Gamboa Rainforest Resort, ha construido instalaciones para que los turistas conozcan el proceso de rehabilitación de los perezosos, sin perturbar el espacio ni las rutinas de la especie.
El centro incluye un tramo de bosque donde la organización puede comprobar si los ejemplares del APPC están preparados para volver a una vida placentera en las copas de los árboles.
Algunos perezosos, sin embargo, no pueden permitirse volver a la vida en la naturaleza, ya que han perdido la oportunidad de aprender los instintos de supervivencia de sus madres. Su docilidad les convertiría en una presa fácil para otras especies, como el jaguar.
Ese es el caso de Coquito, un Bradypus variegatus conocido en el APPC por su mansedumbre. Como no puede volver a las profundidades de la selva, ahora tiene un nuevo trabajo: ser la imagen de la organización para que su historia de vida ayude a los humanos a cambiar su relación con la vida silvestre.
Descubre cómo trabaja ONU Medio Ambiente para acabar con el comercio ilegal de fauna.