¿Cuál es el significado de la palabra ‘Abracadabra’?
Una exclamación utilizada por los prestidigitadores cuando realizan trucos.
¿Cuál es el origen de la palabra ‘Abracadabra’?
Cuando los prestidigitadores y los magos de teatro llegan al final de un truco y exclaman «¡Abracadabra!» la implicación es que se está convocando un poder misterioso para realizar la magia requerida. En nuestra era de la información, en la que es posible buscar cómo se monta prácticamente cualquier truco, no nos tomamos demasiado en serio las afirmaciones de poderes mágicos. No era así cuando la palabra «abracadabra» era de uso común.
La gente medieval creía en la magia como un hecho cotidiano y cualquier acontecimiento inusual que no podía explicar era considerado el resultado de alguna forma de encantamiento. Se utilizaba el conjuro «Abracadabra» para evitar este tipo de hechizos y como remedio para la mala salud.
La palabra se recitaba repetidamente, eliminando cada vez la última letra, hasta que sólo quedaba la «a». Se creía que la fuerza de la enfermedad disminuía a medida que la palabra se acortaba. El amuleto también se escribía en papel y se llevaba en un amuleto o se cosía en la ropa.
No se sabe con certeza el origen de la extraña palabra «abracadabra». Se sabe que se utilizaba en el siglo IV en latín. No hay usos anteriores de la palabra que estén respaldados por alguna evidencia. No obstante, hay varias teorías que sitúan la derivación en una época anterior, entre ellas:
– Los sabios romanos, en particular Serenus Sammonicus, acuñaron la palabra e idearon la fórmula de la palabra repetida en el siglo II d.C.
– Estar relacionada con otra palabra mágica – ‘abraxas’. En el sistema griego de numerología alfabética esta palabra es significativa porque contiene letras que suman 365, el número de días del año.
– La palabra es de origen hebreo o arameo, derivando bien de las palabras hebreas ‘ab’ (padre), ‘ben’ (hijo), y ‘ruach hakodesh’ (espíritu santo), o bien del arameo ‘avra kadavra’, que significa ‘será creado en mis palabras’.
Lamentablemente, ninguna de estas teorías resiste un examen minucioso y las pruebas documentales reales son tan insustanciales como esos fragmentos de papel medieval.
Una referencia impresa al uso de la palabra en inglés que se remonta a 1582 se encuentra en la obra de Eva Rimmington Taylor The Troublesome Voyage of Capt. Edward Fenton:
Banester dice que curó a 200 en un año de una agonía colgando abracadabra en sus cuellos.
La creencia en el poder de la palabra duró hasta bien entrado el siglo XVIII. En su Diario del año de la peste, 1722, Daniel Defoe se entristecía por la continua superstición de la población ante la amenaza de la peste:
La gente se engañaba; y esto era en el uso de amuletos, filtros, exorcismos, amuletos, y no sé qué preparaciones, para fortalecer el cuerpo con ellos contra la plaga; como si la plaga fuera una especie de posesión de un espíritu maligno; y que había que alejarla con Cruces, Signos del Zodiaco, Papeles atados con tantos Nudos; y ciertas Palabras, o Figuras escritas en ellos, como particularmente la Palabra Abracadabra, formada en Triángulo, o Pirámide…
Cómo la pobre Gente encontró la Insuficiencia de esas cosas, y cómo muchos de ellos fueron después llevados en los Carros Muertos.
Con el tiempo la creencia en el poder del ‘abracadabra’ retrocedió y en el siglo XIX llegó a significar ‘magia falsa’. Términos como «abracadabra legal» se utilizaban para designar el desconcierto de los jurados por parte de los abogados que hablaban rápido. Los prestidigitadores la incorporaron a su inventario de palabras «mágicas» que utilizaban para puntuar sus actos y el primer uso que se conoce de ella en ese contexto data de 1819.
Algunas de estas palabras, como «hocus-pocus» (1634), «abraxas» (1569) y «hey presto» (1732), tienen una larga historia y un vínculo con las creencias sobrenaturales. Otros, como la forma americana de hey-presto ‘presto changeo’ (1905) y ‘shazam’ (1940) son pura charlatanería escénica.
Los lectores más jóvenes pueden estar familiarizados con la ‘maldición asesina’ de los libros de Harry Potter: ‘avada kedavra’, que Rowling adaptó del arameo. Los residentes en el Reino Unido de cierta edad siempre preferirán la perorata «mágica» del mentor de Sooty y Sweep, Harry Corbett: «Izzy, Wizzy, pongámonos a trabajar».