Todo el mundo puede contraerla. A diferencia de la hiedra venenosa, no es necesario estar sensibilizado por una exposición previa. La pastinaca silvestre provoca una dermatitis no alérgica que puede producirse con la combinación adecuada de jugo de la planta y la exposición posterior a la luz solar. La quemadura y la ampolla se desarrollarán en 24 a 48 horas.
Se puede tocar y rozar la planta -con cuidado- sin sufrir daños. La chirivía sólo es peligrosa cuando el jugo entra en contacto con la piel por las hojas o los tallos rotos. Sin embargo, las personas de piel clara pueden ser muy sensibles a pequeñas cantidades de jugo. Deja una marca marrón que se ampolla y luego una cicatriz del tamaño de la ampolla.
Algunos dicen que la «quemadura» de la chirivía silvestre es menos irritante que el «picor» de la hiedra venenosa. La quemadura de la pastinaca puede no durar tanto como la de la hiedra venenosa, pero puede ser al menos tan dolorosa como ésta.
Historia de vida: La chirivía silvestre suele vivir de dos a cuatro años. El primer año, como una roseta de hojas enjutas, se mantiene bastante cerca del suelo mientras se desarrolla la raíz pivotante de la planta, parecida a la zanahoria. Puede vivir dos o más años de esta manera hasta que se den las condiciones adecuadas para la floración. El último año, un tallo floral hueco y acanalado se eleva de 2 a 5 pies de altura, albergando primero racimos de flores amarillas y más tarde docenas de semillas planas y ovaladas.
Hojas: Compuestas pinnadas, con un tallo principal y de 5 a 15 foliolos.
Flores: Amarillas, en racimos planos en forma de paraguas en la parte superior de la planta.
Estación: Las rosetas de chirivía silvestre se encuentran entre las primeras plantas que reverdecen en primavera, y sus flores adquieren un prominente color amarillo a mediados del verano. Después de la floración y de ir a la semilla, las plantas mueren y se vuelven marrones en otoño, pero las rosetas del primer año permanecen verdes hasta las heladas.
Hábitat: Bordes de carreteras, campos abandonados, pastos sin segar, bordes de bosques, restauraciones de praderas.
Eliminación: Se obtiene un buen éxito cortando la raíz de la planta a 1 – 2″ por debajo del suelo, teniendo cuidado de no ser «infectado» con la savia. Segar puede ser de algún valor, aunque eso bien puede esparcir las semillas y proporcionar mejores condiciones de brotación. Dejarla marchar también parece ser algo eficaz, ya que puede ser autolimitante. Hay, por supuesto medios químicos también (herbicidas).
Tratamiento: La sensación de quemazón puede aliviarse cubriendo las zonas afectadas con un paño fresco y húmedo. Hay que intentar retrasar la ruptura de las ampollas el mayor tiempo posible, ya que las ampollas protegen la piel manteniéndola húmeda y limpia mientras las zonas se curan. Para aquellos casos con ampollas extensas, consulte a un médico.
Consejos para evitar la exposición: use guantes, pantalones largos y camisas de manga larga. Planificar las actividades de control para las primeras horas de la tarde minimizará la luz solar y, por tanto, la activación del proceso de formación de ampollas. Si se expone al jugo de la planta, lave bien las zonas contaminadas lo antes posible, utilizando un jabón más fuerte como el de castilla o el de vajilla.