Acuñado por Wilhem Wundt en la década de 1870, «instinto» es un término que se utilizó para referirse a cualquier comportamiento repetido. Esta definición llevó a una investigación a enumerar unos 4.000 instintos de los humanos. Con el paso de los años, el concepto de instinto se fue perfeccionando. Los psicoanalistas freudianos utilizan la palabra instinto como una fuerza de motivación humana, o lo que ahora llamamos «pulsiones» humanas. Los psicoanalistas han identificado dos tipos de instinto básico: el «eros» o instinto de vida, y el «thanatos» o instinto de muerte.
En contraste con el concepto freudiano de instinto, el conocido conductista Abraham Maslow afirmó que el instinto es algo que el ser humano no puede anular. Argumentaba que el instinto ya no existe porque ya hemos anulado nuestros instintos.
«Instinct: An Enduring Problem in Psychology», un libro publicado en 1961, esbozaba una serie de criterios que trazan la línea divisoria entre un comportamiento instintivo y uno no instintivo. Los autores del libro, Robert C. Birney y Richard C. Teevan, afirmaron que las siguientes son las características de un comportamiento motivado por un instinto:
- automático
- irresistible
- sucede en algún momento del desarrollo de uno
- desencadenado por un suceso ambiental
- sucede en cada miembro de la especie
- no modificable
- no requiere entrenamiento
Por otro lado, William McDougal propuso su propia comprensión de lo que es un instinto. Afirmó que un instinto debe ser:
- no aprendido
- uniforme en su expresión
- universal en una especie
- .
¿Qué es la teoría del instinto?
La Teoría del Instinto de la Motivación considera que la programación biológica o genética es la causa de la motivación. Esta afirmación significa que todos los humanos tenemos las mismas motivaciones debido a nuestra programación biológica similar. Esta teoría dice que la raíz de todas las motivaciones es la motivación para sobrevivir. De nuestra motivación para sobrevivir surgen todas las demás motivaciones. Y, como actuamos o nos comportamos con este tipo de motivación, todas nuestras acciones son consideradas, por tanto, como instintos.
Un ejemplo común utilizado para explicar la Teoría del Instinto es que una madre humana intentará dar consuelo a un bebé que ha estado llorando toda la noche y no se dormirá hasta que vea que el bebé está tranquilo y dormido. Según la teoría del instinto, las madres humanas se comportan así porque están programadas biológicamente para hacerlo; es el instinto de una madre proporcionar consuelo a su hijo. Los defensores de esta teoría argumentan que esto no se debe al condicionamiento o al aprendizaje, a que la madre tenga modelos femeninos débiles o fuertes, a que se haya criado en una familia rica o pobre, sino que todo se debe a su instinto, es decir, no pueden anular la motivación de cuidar a sus hijos.
Problemas con la teoría del instinto
Uno de los problemas de esta teoría de la motivación es que muchos instintos identificados no son universales. Por ejemplo, hay madres que no muestran el supuesto comportamiento instintivo de cuidar bien a sus hijos. Otro problema es que los humanos pueden exhibir diferentes niveles de motivación por instinto, como los celos y la agresión.