La rosácea es una enfermedad crónica que se caracteriza por un enrojecimiento de la piel que se asemeja a las quemaduras solares. El enrojecimiento causado por la rosácea suele aparecer y desaparecer al principio, pero con el tiempo se vuelve duradero. La rosácea puede ser provocada por diversos factores desencadenantes, como el calor, la cafeína o el estrés. Los médicos del NYU Langone pueden determinar si sus síntomas están causados por la rosácea o por otra enfermedad, así como el tipo de rosácea que puede estar afectando a su piel.
Hay cuatro tipos de rosácea, aunque muchas personas experimentan síntomas de más de un tipo.
Rosácea eritematotelangiectásica
La rosácea eritematotelangiectásica se caracteriza por un enrojecimiento persistente en la cara. Los pequeños vasos sanguíneos que se encuentran bajo la superficie de la piel pueden aumentar de tamaño y ser visibles; estos síntomas a menudo estallan y luego desaparecen. Sin tratamiento, el enrojecimiento puede hacerse más persistente, cubrir más piel e incluso hacerse permanente.
Rosácea papulopustular
La rosácea papulopustular se asocia con pústulas de «punto blanco», que son manchas llenas de pus, y con protuberancias rojas e hinchadas. Suelen aparecer en las mejillas, la barbilla y la frente, y a menudo se confunden con el acné. También pueden aparecer enrojecimiento y rubor en la cara. La rosácea papulopustular grave puede causar más de 40 manchas que pueden tardar en desaparecer. Las manchas también pueden aparecer en el cuero cabelludo, el cuello o el pecho.
Rosácea Quimatosa
La rosácea quimatosa hace que la piel se engrose y cicatrice, haciéndola abultada, hinchada y a veces descolorida. Este tipo, poco frecuente pero tratable, afecta más a menudo a la nariz -lo que a veces se denomina nariz bulbosa o rinofima- y aparece con más frecuencia en los hombres que en las mujeres.
Rosácea ocular
En la rosácea ocular, los síntomas afectan a los ojos, haciendo que parezcan llorosos o inyectados en sangre. Puede haber una sensación asociada de ardor o irritación en los ojos. La rosácea ocular puede provocar sequedad y sensibilidad persistentes en los ojos, y pueden formarse quistes en los párpados. Los síntomas oculares de la rosácea pueden ser más comunes de lo que se pensaba, porque la conexión entre los síntomas de la piel y los ojos puede pasarse por alto fácilmente.
Identificar el tipo o tipos de rosácea que causan sus síntomas es sólo una parte de un diagnóstico completo. Es igualmente importante que usted y su médico entiendan cuáles de sus hábitos y rutinas diarias pueden estar contribuyendo a sus síntomas. Los dermatólogos del NYU Langone han visto todos los tipos de rosácea y pueden diagnosticar el tipo o tipos que están causando sus síntomas y recomendar un tratamiento para mejorar el aspecto y la sensación de su piel.