La tradición celta en las bodas de arrojar arroz a los recién casados es extremadamente antigua y es anterior al cristianismo. Los celtas no sólo eran guerreros, sino también agricultores. Los celtas cultivaban diversas formas de trigo, cebada e incluso avena, centeno y mijo, que parecen haber sido introducidos durante la Edad de Hierro. Todos ellos pueden haber sido utilizados como alimentos de bendición para tales usos ceremoniales.
Esta tradición simbolizaba el crecimiento, la salud y la fertilidad, así como la prosperidad general. Además, el lanzamiento de grano era una forma pragmática de protección. En la antigüedad, los celtas solían hacer ofrendas a los distintos espíritus del lugar para apaciguar, pedir generosidad y obtener favores. Estaba muy extendida la creencia de que los espíritus malévolos acudían a las bodas para minar las energías de los presentes; y para intentar gafar el futuro de la feliz pareja por codicia, celos o envidia.
Tirar arroz o al menos algún tipo de grano a la feliz pareja ayuda a apaciguar a los espíritus alimentándolos. Saciados y debidamente distraídos, los espíritus permiten que la feliz pareja haga sus votos y se aleje. Los propios espíritus, incluso después de darse un festín, no estropeaban el grano. A menudo, después de esta ceremonia, el grano se recogía, se limpiaba y se donaba a una familia local con dificultades para ayudar a devolver la prosperidad a sus vidas. Esto ayudaba a propiciar el ciclo de prosperidad para todo el pueblo, campamento o zona donde los recién casados iban a vivir.
También ayudaba a crear un nuevo y fresco comienzo al comenzar su nuevo hogar juntos. Para muchos pueblos celtas, era esencial honrar a los ancestros con dignidad. Empezar de cero, con una buena dote, un buen contrato y un buen hogar era fundamental. A menudo, el hombre tenía que haber demostrado su valía en la clase que fuera antes de que se le permitiera casarse.
Para la mujer, ella también tenía que ganarse su lugar en el hogar. Así que, aunque ambos tenían sus papeles distintivos en el hogar, se acercaban al matrimonio como iguales. Hoy en día, el lanzamiento de arroz se sigue realizando en algunas ceremonias. Una de las preocupaciones es que dicha práctica sea perjudicial para la fauna.
Es totalmente falso que arrojar arroz crudo en una boda sea perjudicial para las aves. El arroz no se expande en sus estómagos ni les provoca una ruptura interna y la muerte. Las aves comen habitualmente este tipo de granos como parte de su dieta diaria. Sin embargo, muchos lugares de celebración siguen sin permitir esta costumbre tan antigua, debido a que los humanos se resbalan con los granos y a la responsabilidad del seguro. Aunque se han tomado medidas para mitigar esta situación, se sabe que sigue ocurriendo.