La regla de oro: Trata a los demás como quieres que te traten

La regla de oro

La regla de oro es un principio moral que denota que debes tratar a los demás como quieres que te traten a ti. Por ejemplo, la regla de oro sugiere que si quieres que la gente te trate con respeto, entonces debes asegurarte de tratarlos con respeto también.

La regla de oro es un principio filosófico importante, que ha sido formulado de varias maneras por muchos grupos diferentes a lo largo de la historia, y que puede ser utilizado para guiar tus acciones en una variedad de situaciones. Como tal, en el siguiente artículo aprenderás más sobre la regla de oro, verás cómo se puede refinar y entenderás cómo puedes implementarla en la práctica.

Tabla de contenidos

Principales formas de la regla de oro

La regla de oro se puede formular de tres formas principales:

  • Forma positiva/directiva. La formulación positiva de la regla de oro establece que debes tratar a los demás de la misma manera que te gustaría que te trataran a ti. Esto sugiere, por ejemplo, que si quieres que la gente te trate con respeto, entonces debes tratarlos con respeto.
  • Forma negativa/prohibitiva. La formulación negativa de la regla de oro establece que no debes tratar a los demás de forma que no quieras que te traten a ti. Esto sugiere, por ejemplo, que si no quieres que la gente te diga cosas malas, entonces no debes decirles cosas malas.
  • Forma empática/responsiva. La formulación empática de la regla de oro afirma que cuando deseas algo a los demás, también te lo deseas a ti mismo. Esto sugiere, por ejemplo, que si deseas el mal a otra persona, entonces también te estás deseando el mal a ti mismo.
  • Diferentes personas tienden a estar expuestas a diferentes formas de la regla de oro en un grado diferente, basándose en factores como la religión predominante en su sociedad.

    Sin embargo, todas estas formas de la regla de oro giran en torno al mismo concepto subyacente y alrededor de la misma intención subyacente. A saber, todas las formas de la regla de oro tienen como objetivo ayudarte a tratar mejor a los demás, utilizando la forma en que tú mismo querrías ser tratado como guía de cómo comportarte.

    Nota: en algunos casos, la forma negativa de la regla de oro se denomina regla de plata, aunque no siempre se hace esta distinción. Además, el concepto general de la regla de oro a veces también se denomina ética de la reciprocidad. Por último, en algunos contextos, el término ‘regla de oro’ se utiliza para referirse a una regla o principio importante en un determinado campo (por ejemplo, «la regla de oro de la ingeniería»), en lugar de la regla de oro en el contexto de la moral.

    Ejemplos de la regla de oro

    Hay muchos ejemplos de formas en que la regla de oro se puede implementar, en sus diversas formas. Por ejemplo:

    • Si quieres que la gente sea educada contigo, entonces debes ser educado con ellos. (forma positiva)
    • Si no quieres que la gente sea grosera contigo, entonces no debes serlo. (forma negativa)
    • Si quieres que la gente te ayude de forma desinteresada, entonces tú también deberías ayudarles de forma desinteresada. (forma positiva)
    • Si no quieres que las personas te nieguen egoístamente la ayuda que pueden dar, entonces no deberías negarles egoístamente la ayuda que puedes dar. (forma negativa)
    • Si deseas cosas positivas a otra persona, entonces también te deseas cosas positivas a ti mismo. (forma empática)
      • Variantes de la regla de oro

        El principio subyacente a la regla de oro ha sido propuesto en muchas formulaciones diferentes a lo largo de la historia, por diversos individuos y grupos.

        Por ejemplo, muchos filósofos propusieron variaciones de este concepto, como puedes ver en los siguientes ejemplos:

        «Es mejor aquel carácter que no hace a otro lo que no es bueno para sí mismo». – Zoroastro, Persia (circa 500 a.C.)

        «Lo que no quieras que te hagan a ti, no se lo hagas a los demás». – Confucio, China (circa 500 a.C.)

        «Debemos comportarnos con los demás como queremos que actúen con nosotros». – Aristóteles, Grecia (circa 350 a.C.)

        «Lo que rehúyes soportar a ti mismo, intenta no imponerlo a los demás». – Epiceto, Grecia (circa 150 d.C.)

        «Hacer lo que uno quiere que le hagan, y amar al prójimo como a uno mismo, constituyen la perfección ideal de la moral utilitaria.» – John Stuart Mill, Inglaterra (1861)

        De forma similar, la regla de oro también ha aparecido en diversas formulaciones de muchas religiones diferentes:

        «Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti». (Cristianismo)

        «Lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo». Esa es toda la Ley; todo lo demás son comentarios». (Judaísmo)

        «Ninguno de vosotros es creyente hasta que desee para su hermano lo que desea para sí mismo.» (Islam)

        «No dañes a los demás de una manera que tú mismo encontrarías dañina». (Budismo)

        «Esta es la suma del deber: no hagas nada a los demás que te causaría dolor si te lo hicieran a ti.» (Hinduismo)

        Tenga en cuenta que muchas de estas variantes de la regla de oro son traducciones de versiones de la misma en otros idiomas, como la latina «quod tibi non vis fieri, alteri ne feceris», que puede traducirse como «no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti».

        Además, hay que tener en cuenta que el origen exacto y la redacción de algunas de estas citas no están claros. No obstante, la principal conclusión de estos variados ejemplos es el hecho de que el concepto subyacente detrás de la regla de oro prevalecía entre una diversa gama de grupos a lo largo de la historia.

        Conceptos relacionados

        Cuando se trata de moralidad y ética, hay varios conceptos que están estrechamente asociados con la regla de oro.

        El más notable de estos conceptos es el imperativo categórico de Kant, que afirma que debes «actuar sólo de acuerdo con aquella máxima por la que puedes, al mismo tiempo, querer que se convierta en una ley universal», lo que significa que sólo debes actuar si estás dispuesto a que todos los demás actúen de la misma manera.

        Otro concepto de este tipo se conoce como la Regla de Equidad de Clarke, y establece que «Todo lo que juzgo razonable o irrazonable que otro deba hacer por mí, que por el mismo juicio declaro razonable o irrazonable que yo deba en el mismo caso hacer por él».

        Críticas a la regla de oro y posibles soluciones

        Responder a los deseos de los demás

        La principal crítica que la gente menciona cuando se trata de la regla de oro, y en particular cuando se trata de su aplicación en la práctica, es el hecho de que la regla de oro sugiere que a los demás les gustaría ser tratados de la misma manera que a ti, lo cual no es necesariamente cierto.

        Esto puede llevar a situaciones problemáticas, en las que una persona podría maltratar a otra bajo la guía de la regla de oro. Por ejemplo, este problema podría llevar a alguien a hacer un gesto romántico manifiesto hacia alguien que no está interesado en él, simplemente porque la persona que hace el gesto desea que alguien haga lo mismo por ella.

        Este problema ha sido descrito por el escritor George Bernard Shaw, que dijo famosamente:

        «No hagas a los demás lo que quieres que te hagan a ti. Sus gustos pueden no ser los mismos»

        Sin embargo, aunque es importante tener en cuenta esta cuestión, no invalida los beneficios potenciales de la regla de oro, y es algo que se puede tener en cuenta al perfeccionar esta regla.

        Esencialmente, en base a esta crítica, hay dos problemas principales con la regla de oro:

        • Las otras personas pueden no querer que las trates de la misma manera que te gustaría que te trataran a ti.
        • Puede que otras personas quieran que las trates de una forma que a ti no te gustaría que te trataran.
        • Para evitar estos problemas, la regla de oro puede refinarse en una variante de la misma que se llama la regla de platino, y que establece que debes tratar a los demás de la forma en que a ellos mismos les gustaría ser tratados. En pocas palabras, la regla de platino significa que en lugar de asumir que otras personas quieren ser tratadas de la misma manera que tú, debes asegurarte de descubrir cómo quieren ser tratadas las personas en realidad, y luego tratarlas de esa manera.

          Nota: la regla de platino a veces se conoce con otros nombres, como la regla del cobre.

          Conflicto con otros principios

          Otra crítica notable a la regla de oro es el hecho de que, en ciertas situaciones, su aplicación puede llevar a resultados no deseados, cuando entra en conflicto con otros principios rectores.

          Por ejemplo, si alguien es condenado por un delito y sentenciado a prisión, la regla de oro sugeriría que deberíamos dejarle ir, porque no querríamos ser encarcelados nosotros mismos. Esto sigue siendo así aunque utilicemos la regla de platino, ya que el preso probablemente también preferiría evitar ir a la cárcel.

          Sin embargo, este problema con la regla de oro puede tratarse de forma general, considerando este principio como uno de los varios que utilizamos para guiar nuestro comportamiento como individuos y como sociedad.

          Específicamente, en el ejemplo descrito anteriormente, la regla de oro no sería suficiente para evitar que esa persona vaya a la cárcel, porque la mayoría de los individuos y sociedades eligen colocar otras leyes y principios éticos por encima de la regla de oro, sin dejar de tener en cuenta la regla de oro. Esto significa que se esfuerzan por aplicar la regla de oro siempre que sea posible, siempre que no choque con la aplicación de un concepto más importante.

          Esta noción se describe, por ejemplo, en el escrito del filósofo Enrique Moro, quien decía que:

          «El Mal que no quisieras que se hiciera a ti mismo, debes abstenerte de hacerlo a otro, en la medida en que pueda hacerse sin perjuicio de un Tercero.»

          – En Enchiridion Ethicum (1667), Cap. 4, Noema XV

          Cómo poner en práctica la regla de oro

          La forma básica de poner en práctica la regla de oro es relativamente sencilla: simplemente trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.

          Sin embargo, como vimos anteriormente, hay problemas potenciales con este enfoque, y tenerlos en cuenta le permitirá implementar la regla de oro de una manera más eficaz.

          En primer lugar, cuando se implementa la regla de oro, generalmente es preferible utilizar la versión más refinada de la misma (es decir, la regla de platino). Esencialmente, esto significa que debe esforzarse por tratar a los demás no necesariamente de la manera en que usted mismo querría ser tratado, sino más bien de la manera en que ellos quieren ser tratados.

          La manera más fácil de lograr esto es esperar antes de realizar una acción que involucre a otra persona y preguntarse «¿es así como a esta persona le gustaría ser tratada?». Si la respuesta a esa pregunta es «sí», entonces proceda. De lo contrario, modifique su plan de acción en consecuencia, antes de seguir adelante.

          Tenga en cuenta que, desde una perspectiva psicológica, a veces podemos luchar para ver las cosas desde una perspectiva diferente a la nuestra, debido a un sesgo cognitivo conocido como sesgo egocéntrico, que podría dificultar la aplicación de esta versión de la regla de oro.

          Si cree que esto es un problema para usted, entonces hay varias técnicas de distanciamiento que puede utilizar; esto incluye tanto técnicas de distanciamiento generales, como la ralentización de su proceso de razonamiento, así como técnicas de distanciamiento que son específicas para el sesgo egocéntrico, como el uso de un lenguaje de auto-distanciamiento.

          Además, al implementar la regla de oro, es importante recordar que esta regla está destinada a ser utilizada como una regla general beneficiosa, en lugar de una ley absoluta. Esto significa que debes esforzarte por utilizar la regla de oro sólo mientras no entre en conflicto con otros principios morales rectores que sean más importantes que ella.

          Por ejemplo, si alguien quiere que lo trates de una manera que sabes que le causaría un daño grave, puedes negarte a hacerlo, si crees que evitar el daño en este caso es más importante que tratarlo de la manera que quiere ser tratado.

          Nota que decidir qué principios priorizar sobre otros puede ser difícil de hacer en algunas situaciones. No obstante, utilizar la regla de oro como regla general inicial puede ser útil en diversas situaciones, tanto para las personas que la ponen en práctica como para aquellas hacia las que la implementan.

          Resumen y conclusiones

          • La regla de oro es un principio moral que denota que debes tratar a los demás como quieres que te traten a ti.
          • Por ejemplo, la regla de oro sugiere que si quieres que la gente te trate con respeto, entonces debes asegurarte de tratarlos con respeto también.
          • El concepto subyacente detrás de la regla de oro ha sido formulado por varios individuos y grupos a lo largo de la historia, y a menudo es visto como uno de los principios clave que se utilizan para guiar cómo las personas deben comportarse entre sí.
          • Una notable limitación de la regla de oro es el hecho de que los demás pueden no querer ser tratados de la misma manera que usted quiere ser tratado; este problema puede ser abordado mediante el perfeccionamiento de la regla de oro en una variante llamada la regla de platino, que sugiere que debemos tratar a los demás de la manera que ellos mismos desean ser tratados.
          • Al poner en práctica la regla de oro, es importante tener en cuenta que está pensada para servir como una regla general más que como una ley absoluta, y que hay situaciones en las que otros principios rectores la anulan.

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