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Al editor,

Hemos leído con gran interés el artículo de Liguori et al. (2020). Los autores evaluaron la prevalencia y enumeraron los síntomas neurológicos subjetivos (SNS) más comunes en los pacientes que padecen la infección por SARS-Coronavirus-2 (SARS-CoV-2). Comprendemos profundamente la importancia de la búsqueda de síntomas adicionales del COVID-19 en la era de la pandemia de coronavirus. Por lo tanto, nos gustaría compartir nuestra experiencia y completar la lista de SNS con hiperestesia cutánea. Dos de nuestros pacientes con infección confirmada por SARS-CoV-2 presentaron una sensibilidad anormal de la piel. Ambos fueron tratados con hidroxicloroquina (200 mg dos veces al día) y estaban asintomáticos después de 10 días de la terapia.

El primer paciente era un médico de 40 años. Los primeros síntomas observados fueron malestar general y fiebre de 38 °C. El mismo día, el paciente refirió una hiperestesia cutánea gravosa, que describió también como hipersensibilidad anormal. La sensación comenzó de forma brusca y afectó a todo el cuerpo; sin embargo, afectó sobre todo a su abdomen y espalda. Decía que esta sensación se agravaba con cualquier tipo de tacto (ropa, muebles, cama) y se aliviaba con baños calientes, que tomaba antes de acostarse para poder conciliar el sueño. La intensidad de la hiperestesia cutánea no variaba a lo largo del día, aunque, empezó a disminuir después de cinco días de infección. La sensación persistió durante 10 días, el mismo periodo de tiempo que sus síntomas generales.

La segunda paciente era una mujer de 40 años. Los primeros síntomas incluían fiebre y tos seca. Al igual que su marido, la mujer también refirió hipersensibilidad cutánea el primer día de los síntomas. Afirmó que cualquier contacto con la ropa era insoportable. En este caso, la hiperestesia cutánea también afectaba sobre todo al abdomen y a la espalda. El único factor de alivio fue una terapia con pastillas de diclofenaco, de la que fue desaconsejada por el infectólogo. Al quinto día, la paciente refirió una erupción cutánea pruriginosa (exantema papular fino y escamoso de color rosa) de la zona mamaria, que posteriormente se extendería al abdomen y al cuello. La hiperestesia cutánea estaba ausente en las zonas afectadas por la erupción. Según la mujer, había experimentado una erupción y una hiperestesia similares con anteriores infecciones por virus similares a la gripe. Tanto el exantema como la hipersensibilidad desaparecieron junto con los síntomas generales al décimo día. Durante la infección la paciente desarrolló una neumonía, informó de disgeusia y anosmia. Fue tratada con un tratamiento de 3 días de azitromicina (500 mg).

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor define la hiperestesia cutánea como un aumento de la sensibilidad a la estimulación (Merskey, 2002). La patogénesis aún no se entiende completamente, sin embargo, la lesión del sistema nervioso periférico y central, la reorganización en los cuernos dorsales y la disminución del número de fibras C en la zona afectada (Hadley et al., 2016) pueden desempeñar el papel vital. Por lo que sabemos, hasta ahora no se ha informado de la existencia de hiperestesia cutánea en pacientes que padecen una infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, la similitud de los síntomas con los reportados en infecciones por Herpes Virus (Yamada et al., 2019) puede favorecer las posibles propiedades neurotrópicas intrínsecas del SARS-CoV-2 sugeridas por los autores (Liguori et al., 2020).

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